La criatura, llamada Sudán, fue sometida a una eutanasia luego de que su enfermedad se agravara significativamente
El último rinoceronte blanco del norte macho que quedaba en el mundo,
llamado Sudán, fue sacrificado ayer tras agravarse significativamente la
enfermedad que sufría desde hace varias semanas, según informó este
martes la reserva natural keniana de Ol Pejeta donde vivía desde 2009.
Sudán se recuperó con éxito a finales
del año pasado de una infección en su pata derecha derivada de su
avanzada edad, pero a finales de febrero se descubrió que había recaído y
que, esta vez, la afección era mucho más grave.
Desde entonces los veterinarios
habían buscado la manera de curarlo e incluso de perpetuar la especie,
pero las complicaciones de su pierna, combinadas con la avanzada edad
del rinoceronte -45 años- degeneraron significativamente la salud de
Sudán.
"Sudán será recordado por su
memorable y inusual vida", estimó la reserva, que explicó que en los
años 70 consiguió sobrevivir a la extinción de su especie y fue
trasladado al zoológico Dvur Králové, en la República Checa.
Al final de su vida consiguió volver a África, a la reserva natural situada en Laikipia, en el centro-oeste de Kenia.
La reserva informó de que ayer
consiguió extraer material genético de la criatura, lo que da esperanza a
futuros intentos de reproducir la especie de rinoceronte blanco a
través de técnicas genéticas avanzadas.
Aparte de él, hay otras dos hembras
vivas, ambas hijas de Sudán, también en Ol Pejeta, pero la fecundación
artificial nunca se ha intentado con rinocerontes.
Sudán alcanzó gran popularidad
después de una campaña lanzada en la red social Tinder por los
responsables de Ol Pejeta para conseguir los 9 millones de dólares
necesarios para desarrollar las técnicas de fertilización asistida
válida para estos animales.
"Soy único. Soy el
último rinoceronte blanco macho en el planeta Tierra. No quiero parecer
un aprovechado, pero el destino de mi especie depende, literalmente, de
mí. Actúo bien bajo presión. Mido 1,82 metros y peso 2.267 kilos, por si
esto importa", describe en su perfil.
Durante años, la caza furtiva de
estos animales ha contribuido a su inminente extinción, ya que sus
cuernos se pagan a precios superiores al oro en el mercado asiático
debido a supuestas propiedades curativas y afrodisíacas, algo que lo
convierte en un producto codiciado.
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