sábado, 10 de marzo de 2018

El fascismo es un monstruo de mil cabezas que “sigue vivito y coleando”


El fascismo 3
EsCartel de la Unidad Popular, Salvador Allende, 1973. En: http://simbolospatrios.clcribir una leyenda

Como Hidra de Lerna el fascismo se alzó contra muchos pueblos durante el siglo XX. Y aunque se creyó sepultado una vez concluida la Segunda Guerra Mundial, el profesor Luis Navarrete afirma que en el siglo XXI ese monstruo no solo “sigue vivito y coleando”, sino que además “en cada momento que emerge de sus nauseabundas aguas muestra rostros diferentes”.
Navarrete, autor del texto El fascismo, vanguardia extremista del capitalismo, abordó el tema durante su participación, el 22 de junio, en la Cátedra de Historia Insurgente Federico Brito Figueroa.
Según el profesor una de las primeras caras de esta ideología se halla en las doctrinas que postulan principios como el corporativismo de Benito Mussolini, el nacional socialismo nazi o el nacional-integrismo falangista español. Los cuales “han sido sus concreciones históricas más conocidas y, además, la que más han influido en América”.
El segundo rostro “sería la encarnación de esa doctrina en un régimen determinado”. El profesor precisa al nazismo como el ejemplo más nítido. Y la tercera cara “sería la de cualquier régimen o gobierno que, a partir de un conjunto de ideas antidemocráticas, viole sistemáticamente los derechos humanos y ejerza el poder mediante la aplicación de prácticas terroristas”. En este caso, Navarrete señala a la dictadura de Pinochet, en Chile, como el modelo más representativo en la región.
EN EL PODER  Y EN   LA OPOSICIÓN
Como Hidra de Lerna al fascismo también le brotan dos o tres abezas por cada una que se le amputa. Es decir, esta ideología no solo se puede ejecutar desde el poder, también es posible hallarla en la oposición.
El fascismo 2
Manifestación en Santiago de Chile. En: http://www.patriagrande.com.ve
Navarrete explica que el fascismo es “una variante extrema de la cosmovisión burguesa”. Y esta se puede expresar a través de un régimen, de un gobierno o de un modo de ejercer el poder o de hacer política.
En el caso del fascismo en el poder, el profesor habla sobre las fórmulas italiana y alemana –Mussolini y Hitler– como “los modelos clásicos que marcaron la historia del  fascismo mundial”.
PARA BORRAR EL MAL EJEMPLO
En América Latina esta doctrina cobró mayor fuerza durante el segundo período de las dictaduras militares; es decir, entre las décadas del 60 y 70. A decir de Navarrete, esto ocurrió por la necesidad de los grupos hegemónicos de “borrar de la mente los malos ejemplos de la Revolución Cubana y la reincidencia del socialismo con Allende”.
Para eso, “se requería la implantación de algo más que una simple dictadura”. Había que incorporar los ingredientes de la ideología más extremista del capitalismo “junto con los método terroristas más extremos contra todo el espectro político progresista y revolucionario”.
Respecto al fascismo en la oposición, Navarrete sostiene que se debe analizar tanto por regiones como por etapas. En el caso específico de Chile, acota, la confrontación fue muy violenta: cuando salían de sus actos de masa los obreros, los grupos socialistas y comunistas, “las brigadas fascistas –más bien nazistas– provocaban enfrentamientos de extremada violencia”.
De acuerdo con el profesor, esos hechos “ilustran bastante bien las características que asumía el fascismo en la oposición desde sus primeras incursiones en la vida política del continente”. A su juicio, a pesar de las distancias en el tiempo, el modo de proceder de esos grupos chilenos es muy similar al de los actuales grupos opositores que apelan a la violencia en Venezuela. Y “a eso habría que sumarle su origen clasista, ligado a grandes empresas transnacionales, y su filiación ideológica inicial: ‘Religión, Familia y Propiedad”.
HIJO DE LA OLIGARQUÍA 
Navarrete sostiene que “el fascismo nace y se desarrolla históricamente como respuesta radical y agresiva contra todo proceso revolucionario en auge”. Explica que cuando los grupos revolucionarios llegan al poder, “el fascismo orienta toda su acción a liquidar ese gobierno”. Para eso utiliza todos los medios a su alcance, “en particular, la violencia terrorista”.
Captura de pantalla de 2017-11-03 12:57:51Dos ejemplos en la región que cita el profesor son el golpe de Pinochet contra el gobierno de la Unidad Popular en Chile y el golpe en Venezuela contra la Revolución Bolivariana. Afirma que tales hechos son resultado de “la alianza histórica de las oligarquías”. Desde el mismo momento en que las fuerzas revolucionarias logran llegar al poder, “la contrarrevolución actúa con extrema violencia e instala un ré-gimen fascista que declara el exterminio del enemigo”.
El fascismo, argumenta el profesor, “es la variante extrema, más radical, del capital monopólico internacional”. Sus funciones primordiales son “tratar de detener o anular situaciones de auge revolucionario que pongan en peligro su hegemonía” y “conspirar para deponer gobiernos revolucionarios anticapitalistas”.
HAY QUE AISLAR EL NEOFACISMO
En ambos casos “se caracterizan por formas sumamente violentas que implican la violación flagrante de los derechos humanos, sociales y políticos”. Parte de su estrategia es hacer notar sus métodos violentos y extremos “para que sirva de escarmiento” y no quede duda de que “aunque haya que violar la legalidad demo-
crática, lo volverían a ejecutar igual o peor si la situación lo justifica”.
Navarrete enfatiza que el fascismo no es un sistema económico-social diferente al capitalismo. Se trata de “su fachada más radical y extremista”. Asimismo, no duda de que en Venezuela la oposición ha logrado hegemonizar “un contingente neofascista”. Por lo que considera inminente asumir el reto de “conocerlo, estudiarlo, desnudarlo, denunciarlo y, en definitiva, neutralizarlo y aislarlo”.
A su juicio, los nuevos historiadores tienen un rol fundamental en esa tarea: “Estudiar concienzudamente este fenómeno del presente y entregarnos herramientas para enfrentar con mayor seguridad al neofascismo, que es, en estrecha alianza con el gran imperio, el enemigo fundamental de nuestra democracia revolucionaria”.

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