Tres niñas y tres niños de Venezuela
fueron matriculados en una escuela primaria de Chiclayo, la capital de
la región de Lambayeque, en el noroeste de Perú. La noticia, que puede
parecer insignificante, es solo una de las tantas que circulan en esa
nación suramericana y que guardan relación con la población migrante
procedente de Venezuela.
Titulares como "Conoce los distritos
donde residen más venezolanos en Lima" o "El 79% de los venezolanos que
han migrado al Perú tenían un trabajo", son frecuentes en los medios
peruanos.
Ortiz, quien reside desde hace 10 años
en Barcelona (España), explica que cuando se produce este tipo de
"sobreexposición" mediática generalmente poco importan los derechos de
las personas, "ya que priva el uso político de su situación".
Migrantes o refugiados
El pasado 12 de marzo, se aseguró que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) había calificado a los migrantes venezolanos que salen del país como refugiados, según publicó el diario El Carabobeño y casi la totalidad de la prensa.
Miguel Pizarro, uno de los diputados del
opositor partido Primero Justicia, escribió en Twitter que "por primera
vez" en la historia de este país latinoamericano, Acnur calificaba de
"refugiados" a los venezolanos y acusó al Gobierno de Nicolás Maduro de
"acabar con los sueños y oportunidades de miles de personas".
Horas más tarde, Roberto Mier,
representante de Acnur en Venezuela, ofreció una entrevista a Madelein
García, periodista de Telesur, en la que negó que Acnur haya calificado a
los venezolanos que salen del país como refugiados.
"No queremos que se confunda el espíritu
del comunicado, a Acur le preocupa la xenofobia y discriminación contra
los inmigrantes venezolanos que salieron del país por varias razones o
para buscar solucionar la situación económica de sus familias", dijo
Mier.
El discurso de la prensa
En opinión de la investigadora Daniela Ortiz, los medios de comunicación tienen un "rol determinante" cuando se trata de la visibilización o no de un flujo migratorio. "Son los medios los que difunden y sostienen todas las narrativas que van contra la población migrante", indicó.
Precisó que en el caso de la migración
latinoamericana y africana en España, la prensa de la península "tiene
una obsesión con contar inmigrantes" y de referirse constantemente a
este tema como el "problema de la migración". Así, recordó que el martes
8 de septiembre de 2015, un periódico español publicó un titular de
portada en el que se anunciaban bombardeos a causa de una situación
migratoria.
La forma en la que la prensa trata este
tema, agrega la investigadora, oculta "a los responsables de la
violencia" que viven los migrantes en Europa, y borra de las páginas de
los diarios "al sistema de control migratorio", que se convirtió en una
herramienta burocrática "que impide el acceso a los países europeos y la
obtención de la documentación que les garantice un estatus legal".
¿Igualdad de derechos?
Según Ortiz, ocurre que se aplican "distintos grados de derechos" a los migrantes basados en aspectos como "el país de procedencia o la relación política que exista en ese momento entre el país emisor y el receptor".
No obstante, el color de la piel del migrante, "su situación económica, su género, su acceso o no a la documentación de un país", determinan la cantidad de derechos que llegará a tener.
Más o menos migrante
Daniela Ortiz emigró de Perú buscando expandir los horizontes de su trabajo artístico y devino militante por los derechos de los migrantes a partir de su experiencia para obtener la documentación legal en España, de allí que no habla de "asuntos migratorios" sino de "racismo institucional".
En su opinión, desde la creación del
"Espacio de Schengen", que comprende a 26 países europeos que han
abolido los controles fronterizos en las fronteras comunes, "se ha
institucionalizado el racismo".
El término "inmigrante ilegal", aseveró la investigadora, solo se aplica "contra las personas proceden de las excolonias". Pero "no aplica", por ejemplo, a un "estadounidense blanco" que vaya a vivir a Europa y "tampoco a un alemán que decida vivir en España".
Sobre ese particular detalla que la
situación de "tensión, persecución o deportación" de un migrante en
Europa, será distinta para un senegalés o gambiano que para una
latinoamericano. "También será diferente la experiencia para un migrante
venezolano blanco que para para otro racializado", dijo Ortiz.
Finalmente, la investigadora peruana
cuestionó los procesos burocráticos conocidos como "exámenes o
entrevistas de integración", por considerar que suponen
un "cuestionamiento negativo" a la cultura de las personas que "migran
de las excolonias" y que justifican la imposibilidad de obtener la
documentación legal en el país receptor.
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