por Sergio Alejandro Gómez
El recorrido de más de dos décadas desde Miami, la cita fundacional
en 1994, hasta Lima, muestra las tensiones existentes entre dos
proyectos sociales y políticos muy distintos: el panamericanismo
estadounidense y la voluntad integracionista de los libertadores al sur
del Río Bravo
La VIII Cumbre de las Américas, que se celebrará entre 13 y el 14 de
abril en Lima, Perú, es la última parada de un polémico mecanismo que
aporta poco a la integración regional; pero que, contradictoriamente,
sirve para sentar las posiciones del sur frente a las que se buscan
imponer desde el norte.
El recorrido de más de dos décadas desde Miami, la cita fundacional
en 1994, hasta Lima, muestra las tensiones existentes entre dos
proyectos sociales y políticos muy distintos: el panamericanismo
estadounidense y la voluntad integracionista de los libertadores al sur
del Río Bravo.
El libreto de la cita de Perú, que supuestamente se centraría en la
«Gobernabilidad democrática frente a la corrupción», quedó en ridículo
ante la renuncia del mandatario anfitrión, Pedro Pablo Kuczynski,
producto de un escándalo por negocios turbios con la empresa Odebrecht.
Sin embargo, se mantienen en pie los planes de utilizar la Cumbre
para singularizar a determinados países, una de las prácticas comunes
desde 1994 hasta hoy.
Pero será mucho más difícil tapar con un dedo la corrupción y la
crisis de gobernabilidad en muchos de los países aliados de Washington,
que se han prestado para atacar a naciones soberanas como Venezuela.
Al mismo tiempo, crecen los llamados a superar las exclusiones que
marcaron las primeras seis citas del bloque –a las que no asistió Cuba
por presiones norteamericanas– y permitir la participación venezolana,
cuya invitación fue retirada sin el consenso de todos los países
miembros.
Perú será también un espacio para el encuentro de los pueblos, cuyas
cumbres paralelas son una constante desde la cita de Chile, en 1998.
Allí no se reúne la sociedad civil de los ricos y las ONG pagadas
para la subversión, sino los pueblos originarios, las mayorías
olvidadas, los luchadores ambientalistas, estudiantes, los campesinos,
los defensores de los derechos de los inmigrantes, los que denuncian la
tortura, las ejecuciones extrajudiciales, la brutalidad policial, las
prácticas racistas, los que reclaman para las mujeres salario igual por
trabajo igual, los que exigen reparación por los daños a las compañías
transnacionales, entre muchos otros que cuentan con el apoyo de los
líderes soberanos y progresistas del continente.

I CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: Del 9 al 11 de diciembre de 1994
Sede: Miami, Estados Unidos
El sueño de Washington era crear un solo
mercado desde Alaska hasta la Tierra del Fuego con casi mil millones de
consumidores a su disposición, así como incontables recursos naturales
para explotar.
El ALCA (Área de Libre Comercio de las
Américas) nació bajo el auspicio del gobierno de Bill Clinton, quien
decidió darle un bautismo con una Cumbre en la que se reunieran todos
los jefes de Estado de la región.
El lugar escogido para celebrarla no fue
casual. Además de su influencia hispana, Miami era la capital de la
subversión contra los gobiernos de izquierda y progresistas de Nuestra
América, lo que marcaba una agenda clara hacia la región.
Aunque la Cumbre surgió bajo la sombrilla
de la Organización de Estados Americanos (OEA), desde un inicio el
segmento de alto nivel guardó cierta independencia.
En la actualidad, la secretaría y la
organización de las citas corren a cargo de la OEA, pero el país
anfitrión y los países miembros cuentan también con capacidad de
decisión para cursar invitaciones y decidir los temas a tratar.
Por presiones de Washington y en medio
del contexto de agresiones que se reforzó tras la caída del campo
socialista, Cuba no fue invitada a la Cumbre de Miami.
Estados Unidos utilizaría desde entonces todo tipo presiones y manipulaciones para mantener esa excepción.
Sin embargo, el reclamo latinoamericano y
caribeño sumaría a la Mayor de las Antillas a este mecanismo en la VII
cita en Panamá, en el año 2015.
En la mesa de Miami, junto a Clinton se
sentaron Carlos Menem, Ernesto Zedillo, Eduardo Frei y Alberto Fujimori,
entre otros. Era la época de auge del neoliberalismo, pero las risas y
las felicitaciones durarían poco.

II CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: 18 y 19 de abril de 1998
Sede: Santiago de Chile, Chile
Aunque Chile sirvió para dar continuidad a
los temas tratados en Miami, las ideas del libre flujo de mercancías
entre el norte y el sur del continente empezaban a causar algunas
preocupaciones.
El neoliberalismo, implantado a sangre y
fuego en América Latina, estaba lejos de «derramar riquezas» como había
prometido, y sus efectos se hacían sentir con fuerza entre las mayorías
trabajadoras.
Aún así, se dio continuidad a la puesta
en marcha del ALCA y se iniciaron las negociaciones formales para su
conformación. Clinton prometió incluso que utilizaría una «vía rápida»
para aprobar cualquier acuerdo de libre mercado con América Latina.
En la cita de Chile comenzó a
cuestionarse la ausencia de Cuba, especialmente desde los países
caribeños. El primer ministro de Barbados, Owen Arthur, expresó que la
de Santiago debía ser la última Cumbre de las Américas sin la
participación de la Mayor de las Antillas.
Chile también vio el nacimiento de las
Cumbres de los Pueblos, una alternativa al segmento de alto nivel para
tratar los temas que realmente preocupaban a la región.

III CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: Del 20 al 22 de abril del 2001
Sede: Quebec, Canadá
En Quebec comienza a hacer aguas por
todas partes la visión neoliberal impulsada desde Estados Unidos. Las
continuas crisis económicas y el consecuente descontento popular
recorrían todo el continente y el ánimo de celebración comenzó a decaer.
Un mando medio del Ejército venezolano,
Hugo Chávez, había sido electo presidente de Venezuela y no escondía al
mundo su plan de transformar el país y recuperar los recursos naturales a
favor del pueblo.
El proyecto bolivariano marcaría la
arrancada de uno de los procesos de transformaciones sociales más
profundos que ha vivido América Latina y el Caribe. Comenzaba el fin de
la «larga noche neoliberal», como le llamaría luego el ecuatoriano
Rafael Correa.
En la III Cumbre de las Américas, sin embargo, Estados Unidos mantuvo su idea de implementar el ALCA para el 2005.
Al mismo tiempo, la cita dio paso a la
futura creación de un instrumento que hoy es fuente de manipulaciones y
ataques selectivos: la Carta Democrática Interamericana.
Desde Cuba, Fidel lanzaría una
advertencia premonitoria sobre la Cumbre de Quebec: «Los pueblos de
América Latina y el Caribe pueden ser devorados, pero no digeridos;
escaparán más tarde o más temprano del vientre de la ballena».
Canadá también pasó a la historia por el
alto grado de movilización de todos los sectores de la sociedad civil y
por la brutal represión policial. Por lo menos 435 personas fueron
detenidas y más de un centenar resultaron heridas en el curso de dos
días de marchas, manifestaciones y enfrentamientos que implicaron a unas
60 000 personas.

IV CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: 4 y 5 de noviembre del 2005
Sede: Mar del Plata, Argentina
Si Miami quería darle vida al ALCA, la IV Cumbre de las Américas en Mar del Plata, Argentina, fue su entierro oficial.
La cita tuvo el protagonismo indiscutible
de Chávez y el presidente anfitrión, Néstor Kirchner, cuyo país apenas
comenzaba a salir de la bancarrota en que había quedado tras la debacle
neoliberal.
Los triunfos de nuevas fuerzas políticas
de izquierda en países como Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y
Uruguay transformaron radicalmente el balance de fuerzas en la región,
que empezó a buscar alternativas de integración propias.
De ese espíritu saldrían la Alianza
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de
los Pueblos (ALBA-TCP), Petrocaribe, Unasur y finalmente el más anhelado
de todos, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
La mayoría de los países asistentes cerró
filas frente a Washington y señalaron las asimetrías entre ambas
regiones para la firma de un acuerdo de libre comercio.
Por primera vez en las citas prevalecía
la voluntad latinoamericana y caribeña. El presidente estadounidense,
George W. Bush, fue incapaz de esconder su sorpresa ante la posición de
los países asistentes.
Aunque el tema estuvo presente desde la
primera cita en Miami, fue Mar del Plata el momento en que se empezó a
sentir con mayor fuerza el reclamo de la presencia de la Cuba. Allí se
dejó claro que cualquier cita hemisférica estaría incompleta sin la
presencia de la Mayor de las Antillas.
La III Cumbre de los Pueblos de América,
que incluyó la participación de unas 500 organizaciones civiles, entre
ellas una representación de Cuba, concluyó entretanto con un fuerte
pronunciamiento contra el ALCA y propuestas alternativas a esta
iniciativa, impulsada por Estados Unidos.
En el acto final de la reunión de los pueblos, Chávez pronunció su histórica sentencia: «ALCA, ALCA, al carajo».

V CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: Del 17 al 19 de abril del 2009
Sede: Puerto España, Trinidad y Tobago
Este fue el estreno del presidente Barack
Obama en tierras latinoamericanas y caribeñas. Su campaña por el cambio
generaba expectativas sobre una relación distinta con los vecinos.
El tema Cuba fue uno de los centros del
debate. Se exigió con fuerza el levantamiento del bloqueo y varios
mandatarios reclamaron en sus discursos la presencia cubana.
«A esta cumbre me niego a llamarle Cumbre
de las Américas. Hay dos grandes ausentes: Cuba y Puerto Rico», dijo en
su intervención el nicaragüense Daniel Ortega.
Los presidentes de Argentina, Brasil,
Venezuela, Bolivia y Nicaragua dejaron ver lo absurdo de la política de
aislamiento practicada por los diversos gobiernos norteamericanos contra
La Habana.

En Trinidad y Tobago también se dio el
conocido encuentro entre Chávez y Obama, en el que el líder bolivariano
le dijo en inglés: «quiero ser tu amigo». Luego, antes de empezar la
reunión entre Estados Unidos y Unasur, el presidente venezolano se
levantó y le entregó en sus manos a Obama una copia de Las venas
abiertas de América Latina, el libro del uruguayo Eduardo Galeano que
retrata la explotación a la que fue sometida la región por parte de
Europa y los propios estadounidenses.
«Durante mi gobierno EE. UU. se
relacionará con América Latina a través de la cooperación y el respeto,
pero para ello, es necesario pasar las páginas de la historia a fin de
poder avanzar hacia un futuro de prosperidad», dijo el presidente
estadounidense en una retórica que mantendría a lo largo de su mandato,
al tiempo que su gobierno trabajaba para destruir cuanto movimiento
progresista o de izquierda encontrara en su camino.

VI CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: 14 y 15 de abril del 2012
Sede: Cartagena de Indias, Colombia
La posición de Estados Unidos de mantener
la exclusión de Cuba de la Cumbre amenazó con dinamitar el mecanismo
creado por Washington.
La no asistencia de los presidentes de
Ecuador, Venezuela y Nicaragua marcó la cita y puso de manifiesto su
incierto futuro si se persistía en dejar de cursar una invitación a La
Habana.
En Cartagena de Indias quedó bien en
claro el aislamiento de Estados Unidos en su política hostil y se
reiteró que dejar fuera a la Mayor de las Antillas era un error
histórico que debía corregirse cuanto antes.
Venezuela, Nicaragua y Bolivia plantearon
que no asistirían a otra cita hemisférica sin Cuba y recibieron el
apoyo de Brasil, Argentina y Uruguay, igual postura asumió la Comunidad
del Caribe.

VII CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: 10 y 11 de abril del 2015
Sede: Ciudad de Panamá, Panamá
En Panamá se cumple por fin el reclamo unánime de la región de incorporar a Cuba a las citas hemisféricas.
Aunque se intentó vender la idea de que
Washington hacía una «concesión» a La Habana, lo cierto es que la
presencia de Cuba fue un derecho conquistado por los países de la región
que no dejaron de reivindicar su adhesión y que incluso amenazaron con
dejar de asistir a las Cumbres si se mantenía la exclusión.

En la VII Cumbre de las Américas se
escuchó la voz del liderazgo histórico de la Revolución, el mismo que
había resistido las agresiones norteamericanas desde el 1ro. de Enero de
1959. El General de Ejército Raúl Castro Ruz fue recibido con fuertes
aplausos al entrar en el hemiciclo.
Su posterior encuentro personal con el
presidente Barack Obama marcó un nuevo paso de avance entre los dos
países tras los anuncios del 17 de diciembre del 2014, respecto a la
voluntad de Washington y La Habana de avanzar en el proceso hacia la
normalización de sus relaciones.

VIII CUMBRE DE LAS AMÉRICAS
Fecha: 13 y 14 de abril del 2018
Sede: Lima, Perú
La próxima edición de las Cumbres de las
Américas estará marcada por la presencia del nuevo mandatario
norteamericano, Donald Trump, y los conflictos latentes que mantiene su
administración con varios países latinoamericanos.
Su campaña electoral en el 2016 estuvo
signada por una retórica antilatinoamericana y antinmigrante. Calificó a
los mexicanos de «asesinos y violadores» y prometió que ese país
pagaría por la construcción de un gigantesco muro fronterizo.
Desde su llegada a la Casa Blanca las
cosas no han mejorado. Una de sus primeras acciones fue ordenar la
revisión de la política hacia Cuba, la cual anunció en junio del 2017 en
la ciudad de Miami, rodeado por la ultraderecha anticubana.
Entre otros aspectos, Trump ordenó el
reforzamiento del bloqueo y tomó medidas para hacer más difíciles los
viajes entre los dos países.
En la mira de Washington también está la
República Bolivariana de Venezuela. Si bien el presidente actual heredó
de la anterior administración una política hostil hacia Caracas, que fue
calificada por Obama como una amenaza a la seguridad de Estados Unidos,
Trump escaló las tensiones al no descartar el uso de la fuerza contra
la nación bolivariana. Washington aplica, además, una batería de
sanciones que se suman al boicot económico de la derecha e impactan
negativamente en la población del país sudamericano.
Otro de sus escándalos recientes fue
llamar «países de mierda» a un grupo de naciones africanas y
latinoamericanas, lo que causó indignación mundial.
Medidas proteccionistas anunciadas este
año por el mandatario también pueden suponer un punto de fricción con
países tradicionalmente aliados que se verían seriamente dañados si
Washington cambia las reglas del juego en el comercio bilateral.
El balance de fuerzas en América Latina y
el Caribe, sin embargo, no es el mismo que en Cumbres anteriores. La
derecha regional, tradicionalmente plegada a los intereses
norteamericanos, logró imponer su desestabilizadora hegemonía en países
claves y su voz no debe escucharse con la misma fuerza en Lima.
La pregunta que se abre ante la cita de
Perú es si la región logrará mostrar un frente unido ante las agresiones
estadounidenses, las mismas que afectan a millones de latinoamericanos y
caribeños, o volverá a cometer los mismos errores del pasado.
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