domingo, 4 de noviembre de 2018

No hay una nueva derecha sino una más literal y pornográfica

¿Es nueva la derecha que ha mostrado sus dientes en el Brasil de Jair Bolsonaro?

Para el sociólogo Miguel Ángel Contreras no es nueva la palabra que le cuadra. El punto clave, a su juicio, es la radicalización de los mismos planteamientos de siempre.

-Creo que la figura de Bolsonaro representa una radicalización de ciertos elementos que la derecha tradicional no se atrevía a pronunciar. Con Bolsonaro aparece de forma desnuda, literal, pornográfica, cínica, sin ninguna cortapisa. La derecha tradicional no se atrevía a hacer planteamientos tan abiertamente racistas como sí lo habían hecho sus antecesores en el siglo XIX. Los líderes que se autocalifican casi siempre como de centro-derecha, prefieren edulcorar esas ideas.

Para Contreras, profesor de la Universidad Central de Venezuela, esta radicalización no significa que estén imponiéndose los valores del pensamiento de derecha, sino que en el caso específico brasileño obedece al desarrollo del proceso político de los últimos años.

¿Culpa de la izquierda?

-Luego de los triunfos de Lula Da Silva y Dilma Rousseff, el Partido de los Trabajadores tuvo actitudes de acercamiento y de reconocimiento a partidos de derecha y centro-derecha. Esas alianzas fueron minando al PT, especialmente durante la etapa de Dilma, cuando la conformación de su gabinete económico era fundamentalmente de neoliberales. Eso ya indicaba que se estaba produciendo, desde hacía algún tiempo, un desplazamiento en el espectro político. Ese desplazamiento se hizo evidente con el impeachment contra Dilma, un proceso en el que quedó claro que no atendía a cuestiones jurídicas sino a la correlación de fuerzas políticas en el Congreso. Eso permitió el ascenso de Michel Temer.

Derecha tradicional golpeada

Contreras considera que, a pesar de haber sido ejecutora de la maniobra para desplazar a Rousseff y mantener preso a Lula Da Silva, la derecha tradicional, encarnada por los partidos  del propio Temer y del expresidente Fernando Henrique Cardoso, salió perjudicada por el fenómeno Bolsonaro, quien les quitó parte de su votación.

También aprovechó la ausencia forzosa de Lula para capitalizar parte de ese electorado. Aquí hay semejanzas con el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, sobre todo en la utilización de las redes sociales para la construcción de fuerzas electorales. Se aprovecha la emocionalidad para consolidar comunidades electorales.

¿En estas versiones radicalizadas de la derecha, qué peso tienen los factores religiosos?

-En el caso de Bolsonaro, significa el triunfo de las fuerzas más retrógradas de la Iglesia católica frente a la Teología de la Liberación. También es evidente un aumento de la influencia de las iglesias protestantes.

Enseñanzas para la región

¿Qué enseñanzas debería tomar un proceso como el venezolano, y otros de América Latina, de este resultado en Brasil?

Creo que, en principio, en el caso venezolano, habría que atender lo sustantivo de la crisis social en la que estamos sumergidos. Y no digo crisis social como expresión únicamente de la crisis económica, es decir, de asuntos como el acceso a bienes o a volatilidad del salario, sino cada vez más con la fragmentación que sufre la sociedad. Justamente son las sociedades fragmentadas las que pueden ser unificadas por algún significante de una cadena de equivalencias. Para decirlo de un modo más sencillo, puede ser unificada por una idea específica, construyendo identidades entre cosas que son completamente diferentes. Esto es lo que ocurrió en Brasil. Atender esa crisis supone atender las causas estructurales de ella, para lo que es necesario hacer reformas sustantivas que no se agotan en el plano económico, sino desbordando la corporativización de la política que se ha hecho dominante en Venezuela en los últimos años.

Los temas de la corrupción y la seguridad ciudadana al parecer gravitaron muchísimo en la radicalización del electorado…

-En el primer tema, lo más obvio fue que se creó una identidad entre PT y corrupción. Eso funcionó muy bien en el imaginario brasileño. Hay miles de ejemplos en las redesincluso en casos de youtubers famosos que hicieron un trabajo permanente para consolidar esa identidad. Esoen países que atraviesan por una crisis económica, tiene un gran peso. Las redes han logrado hacer perfiles muy definidos de sus usuarios, para enviarles determinados tipos de publicidades y otros mensajes que tienen relación con el círculo íntimo de la persona. Esto fue clave en el triunfo de Trump en Estados Unidos. Conocer al público de manera tan detallada permite un trabajo con temas generadores de angustias como la corrupción y, sobre todo, el de la seguridad.

¿Cumplirá Bolsonaro sus promesas extremas o se moderará en el ejercicio del poder?

-En la ejecución tal vez veamos un Gobierno de centro-derecha, no de derecha extrema, porque va a escuchar a otros sectores conservadores. La gobernabilidad en Brasil es muy precaria y la única manera de hacerla posible es construyendo mecanismos de alianza con otros sectores. Por eso, es posible que se parezca más a otros Gobiernos de derecha de la región que al que se dibujó en la campaña.
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Por Clodovaldo Hernández / Supuesto Negado

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