jueves, 1 de noviembre de 2018

IMPRESIONANTE MARCHA MIGRANTE CENTROAMERICANA NO CAUSA TANTO IMPACTO COMO SITUACIÓN MIGRATORIA VENEZOLANA

Por Julia Cardozo
 
La marcha de los migrantes centroamericanos, principalmente hondureños, que se dirige a los EE.UU. huyendo de la penuria y la violencia ya se encuentra en México
 
Sin embargo, el tratamiento que le ha dado tanto la mediática y las redes como los gobiernos y organizaciones internacionales ha sido muy diferente al que se ha dado a la migración venezolana
 
Por una parte, y a pesar de que todos los actores involucrados coinciden en que el éxodo refleja un problema migratorio de grandes proporciones, se está lejos de declarar una emergencia migratoria y más aún de responsabilizar a los gobiernos de los países involucrados por la violencia de la cual huyen los migrantes.

Además, el trato que han recibido los migrantes centroamericanos contrasta con el que se da a los migrantes venezolanos. Mientras que, al menos discursivamente, a los segundos se le abren las puertas, a los primeros se le cierran.

Esto ya no es una caravana. Esto es un éxodo”, afirmaba el sábado pasado Rubén Figueroa, miembro del Movimiento Migrante Mesoamericano, mientras contemplaba el pasó de los 7200 migrantes que componen el más reciente movimiento migratorio masivo que atraviesa Centroamérica con destino a los EE.UU.
 
Marcha migrantes
Estamos huyendo de la violencia y llegamos aquí solo para que nos golpeen más”, contó Marta Ornelas, de 28 años, quien logró cruzar con su bebé el puente internacional que separa a ambos países.
 
La autoridades mexicanas accedieron a dar paso a los migrantes luego de una intensa jornada de lucha. La administración de Peña Nieto había movilizado a 400 policías federales para que contuvieran el paso de la caravana en su intento por cruzar el río Suchiate, frontera natural de México con Guatemala.

Donald Trump felicitó al mandatario mexicano por su intento: “Quiero agradecer a México, ha sido increíble”, “Ahora México sí respeta el liderazgo de Estados Unidos”, dijo el presidente estadounidense en un mitin en el estado de Nevada.
 
Días antes había amenazado al presidente Mexicano con desconocer los acuerdos de libre comercio alcanzados y con cerrar y militarizar la frontera si no contenía la marcha.

En Abril de este año, cuando un éxodo mucho menor, de 700 personas, se movilizo con idénticos fines a la frontera de Mexico con EE.UU. el presidente Trump movilizó a la guardia nacional para repelerla y endureció a un más su política migratoria.

Actitud similar tuvo el presidente estadounidense con los gobiernos de Honduras, Guatemala y El Salvador.
“Hemos informado hoy a los países de Honduras, Guatemala y El Salvador que si permiten que sus ciudadanos, u otros, viajen a través de sus fronteras y lleguen a Estados Unidos con la intención de entrar en nuestro país de manera ilegal, todos las ayudas que se les hacen serán SUSPENDIDAS (FIN)”.

Guatemala, por ejemplo, recibió en 2016 y 2017 cerca de 550 millones de dólares del programa USAID. Para 2018, el monto disminuyó a 52 millones de dólares. La actitud del presidente de Guatemala, Jimmy Morales, frente al éxodo y las amenazas de Trump ha sido ambigua.

Por una parte afirmó: “No aceptamos condiciones, no ponemos condiciones… ninguna ayuda puede ser exigida”. Por la otra dijo que el ingreso “masivo” de migrantes era un “riesgo para el país y sus habitantes”, por lo que no los dejaría entrar.

Sin embargo, la caravana ha logrado atravesar las barreras que se le han opuesto y ya se encuentra en México con destino a centros de tránsito en los que los migrantes serán alojados temporalmente por el gobierno mexicano, mientras se decide cuál será su destino.

Entretanto, se espera la llegada de otra caravana compuesta por las madres de migrantes desaparecidos, que cada año cruza el país para buscar a sus familiares.

El jueves 18, México solicitó formalmente ayuda al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para encontrar salida a la crisis.
Alfonso Naverrete, ministro de Gobernación (Interior) mexicano, calificó de “grave problema” la situación y reveló que el gobierno de EE.UU. había ofrecido 20 millones de dólares para detener la caravana y realizar deportaciones masivas.
 
Seguidamente Navarrete dejo en claro que dicha propuesta fue rechazada por el gobierno mexicano, ya que los autoridades estadounidenses “solicitaban cosas que el país no iba a aceptar”.
 
Especialistas han señalado que la actitud de Peña Nieto ante la crisis migratoria se debe a que piensa pasársela a su sucesor, ya que, en menos de dos meses entregará la presidencia. El presidente electo, López Obrador, por su parte, ha prometido una salida al conflicto que no dependa solo de “deportaciones o medidas de fuerza”. Propuso ofrecer visas de trabajo a los migrantes centroamericanos.

Con respecto a la actitud hostil y belicosa que ha caracterizado a Donald Trump los analistas aseguran que esta se debe, sobre todo, a las elecciones parlamentarias de noviembre. Si pierde la mayoría en el Congreso podría ser destituido.

Así, Trump estaría tratando de aprovechar la crisis para enervar el miedo a la migración y presentarse como el hombre fuerte que puede contener la situación. No solo ha descalificado abiertamente a los migrantes, sino que ha acusado a los demócratas de estar detrás de la marcha.
“Estoy viendo cómo el Partido Demócrata permite (porque quieren las Fronteras Abiertas y las leyes débiles existentes) el asalto a nuestro país por parte de Guatemala, Honduras y El Salvador, cuyos líderes están haciendo poco para detener este gran flujo de personas, INCLUIDOS MUCHOS CRIMINALES”.

Todo parece indicar que frente al éxodo de migrantes centroamericanos los gobiernos involucrados tratarán de hacerse la vista gorda. Es un hecho relevante que los presidentes en cuestión son aliados políticos que no están interesados en poner sobre el tapete la situación de fondo que motiva las migraciones.

Si la ONU e incluso la OEA han tenido que atender el fenómeno, limitándose –por ahora–, a pedir que se respeten los derechos humanos de los migrantes, esto ha sido porque no han podido evitarlo. Lo mismo puede decirse de los líderes políticos y medios de comunicación.
 
Aunque todos se mueven para aprovecharse del fenómeno para sus fines, no pueden evitar que se le note la costura al discurso de la crisis migratoria venezolana. 

¿Por qué no se toman las mismas medidas injerencistas que se toman contra la nación petrolera?

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