por César Hazaki
La cantidad de rumores inútiles que un hombre puede soportar es inversamente proporcional a su inteligencia.
Arthur Schopenhauer
El nuevo domicilio del rumor
Para ello recorrer algunos mojones de la
historia del rumor se hace necesario para cuestionar los modos
habituales de comunicación en el mundo cyborg que vivimos. Conocido
desde siempre, el rumor, tiene mucha tela para cortar, hoy es
una de las fuentes de las noticias falsas, una de las vías regias que
busca la descalificación y desvalorización de la verdad y sus
consecuencias. La vigencia y propagación de rumores mella
sistemáticamente el capital simbólico de los usuarios y promueve, sin
prisa y sin pausa, el deterioro del pensamiento crítico.
Empecemos por establecer qué son
los rumores: versiones sobre personas o hechos sociales que no se han
contrastado, ni verificado. El rumor resalta por su gran
capacidad de propagación. Se suele llamar usina de rumores a esos
oscuros y diversos sitios de internet, desde los cuales se los lanzan
con objetivos que, en primera instancia, van mucho más allá de la
información que contienen. Quienes los preparan no son para nada
inexpertos, conocen al dedillo su tarea, por eso, tratan de apuntar a cuestiones emocionales que logren hacer casi imposible ejercer algún tipo de pensamiento crítico.
La vigencia y propagación de rumores mella sistemáticamente el capital simbólico de los usuarios y promueve, sin prisa y sin pausa, el deterioro del pensamiento crítico
El rumor trata de capturar al usuario para manipularlo y lograr conducirlo de la forma menos racional posible. Con
la manipulación se intenta constituir masas homogéneas guiadas por
creencias primarias. Con cada rumor que el usuario replique, los
algoritmos de la web oscura lo anotarán como candidato sensible a la
mentira que recibió. Sin que lo sepa será incorporado al enorme grupo de
interesados en ese tipo de falsas noticias, es decir lo anota como
influenciable. De esta manera Facebook, Google, Twitter, y demás multinacionales
cuando tienen incorporada a una masa enorme de usuarios catalogados,
puede hacer operaciones políticas, de marketing, es decir, sugestiones
masivas prácticamente en silencio. Esto sirve para luego
manipular elecciones, no hay más que recordar cómo Facebook vendió datos
a Analytics para manejar datos a favor de Trump. Para esto trabajan lo
que podemos denominar cibertropas: Trolls, robotsbots, blogueros, y
muchos más que operan incansablemente con el objetivo de expandir
rumores y noticias falsas para ganar adeptos para distintas causas.
La circulación de estos rumores
incomprobables es prácticamente imposible de detener dado que los
sectores de poder y los partidos políticos han descubierto su eficacia
hace ya mucho tiempo. El usuario-cyborg es presa fácil de estos
señuelos dado que existe una desconfianza extendida sobre los medios de
comunicación, en consecuencia, se inclinan a enterarse por las redes
sociales y es allí donde existe la más extendida campaña de desinformación y engaños.
Lo cierto es que existen muchas
versiones preparadas y lanzadas a circular que tocan la sensibilidad y
le hacen creer a quien lo recibe que, con esa información urgente y
supuestamente precisa, puede ver lo oculto de un conflicto, de
una situación política, siempre lo inclina a pensar que hay un chivo
expiatorio que excluir o eliminar, que conseguido esto último se
morigerarán sus males. Veamos algunos ejemplos de aquellos rumores
que con su información sacuden en forma inmediata, de esos que abarcan
distintos rubros: puede llamar a proteger la humanidad de una peste, de
una catástrofe, de un acto de sabotaje mundial que destruirá máquinas de
comunicar; puede que avise de una gaseosa en mal estado que hará que
quien la consuma muera en pocos minutos, otro caso es el que alerta
sobre un medicamento mal elaborado y peligroso, otro advierte que los
Estados Unidos está preparando en secreto reemplazar al dólar por otra
moneda para declarar una guerra comercial mundial, otros lanzan
advertencias sobre medicamentos que contienen un componente altamente
peligroso, etc. Los rumores que se propagan suelen invocar que el origen
del mismo es producido por algún tipo de organización gubernamental,
por ejemplo, el ministerio de salud pública, o un organismo
internacional como la Organización Mundial de la Salud, etc. Es decir, convocan
a una supuesta fuente inobjetable y de renombrado prestigio que avale
el asunto que se demanda transmitir en forma perentoria. Hacerlo salva
vidas, alerta contra los peligros que siempre son inminentes, acorrala a
quienes atacan la comunidad, etc.
El rumor como aporte a la desmemoria
Pese a la infinidad de advertencias sobre las noticias falsas que circulan por las redes sociales un
altísimo porcentaje de los usuarios replican noticias falsas por vía
del WhatsApp, Twitter, Facebook, o el mail a sus contactos.
¿Por qué? En primera instancia retengamos que quien lo recibe en su
Smartphone tiene una alta disponibilidad a dar por verosímil lo que lee.
Es decir: quiere creer en el contenido del mensaje, y también
en su misión de informar “la nueva verdad al mundo”. Por su historial,
analizado permanentemente por robots, ya está catalogado como sensible
al contenido que recibe, está incluido sin que lo sepa en una enorme
serie donde millones como él tienen ideas predeterminadas que los unen.
Excitado por el contenido, con el que seguramente se siente identificado o le produce temores atávicos, el cyborg hace los reenvíos al modo de una eyaculación precoz, replica, replica y replica en forma instantánea
Esa información viene avalada por la
confiabilidad en la placenta mediática, producto de la filiación amorosa
establecida con las máquinas, por eso el usuario cree lo que
recibe y actúa con rapidez: retransmite los contenidos. Se da por
verdadero lo que se lee sin ningún tipo de ejercicio de pensamiento
crítico. Reiteremos que quien lo recibe tiene una alta
sintonía con el mensaje, lo percibe como cercano a sus propios
intereses, tanto que muchas veces no termina su lectura, a la mitad de
la misma comienza su retransmisión. Excitado por el contenido, con el
que seguramente se siente identificado o le produce temores atávicos, el
cyborg hace los reenvíos al modo de una eyaculación precoz, replica,
replica y replica en forma instantánea. Acciona por la primera impresión, sin procesar esa información que solo repite lo que ya es parte de sus creencias previas.
Tanta premura termina siendo su aporte personal a la desmemoria, a
limitar la posibilidad del pensamiento crítico, es decir, disminuir el
capital simbólico tanto propio como el de sus contactos.
El accionar como un cruzado al servicio de una causa que cree justa le
devuelve autoestima por un rato, dado que confirma su pertenencia a un
grupo homogéneo que trata de anular las discrepancias que lo pondrían en
peligro.
Ese estado de urgencia, modo habitual de funcionamiento estándar en las redes (donde se
recibe, se lee a medias y se cliquea su reenvío) no tiene nada que ver
con los procesos reflexivos, va precisamente en dirección contraria y
apunta a hacerlos disminuir o hacer desaparecer el capital simbólico. Podríamos
decir que este es el sentido más profundo de todos los rumores:
trabajar para minar sistemáticamente el pensamiento crítico, generar
convicciones para la xenofobia, el racismo, el prejuicio, etc. El
rumor produce una devaluación de ese capital simbólico que siempre es
necesario para que el pensamiento crítico pueda desplegarse, el que
requiere de un tiempo distinto, alejado de la velocidad dado que
necesita pausas que son requeridas para cuestionar y profundizar lo que
lee.
El rumor busca lo contrario, va hacia la emoción y las lógicas binarias. Tiene éxito dado que el cyborg está entrenado en la velocidad y la fugacidad de los asuntos, ergo pasa de un asunto a otro. En
el cyborg el efecto de conmoción o indignación dura poco. Quien está
conectado tiene como objetivo primordial seguir en la superficie de la
comunicación. Obedece así al modo en que las multinacionales de la
comunicación (Google, Facebook, Microsoft, Twitter, Apple, Level 3,
etc.) con sus plataformas hegemónicas imponen. De esta manera el cyborg adaptado e inducido por el funcionamiento de las redes, reafirma lo contrario al pensamiento crítico: inflama
el sentido común cuya mirada es estrecha y muy corta. Es el sentido
común de la repetición más tradicional y conservadora. Promueve sus
prejuicios más arraigados, así los rumores son parte importante de su
vida cibernética, la que tiene como objetivo surfear la mayor cantidad
de datos e imágenes en el menor tiempo posible. En consecuencia el
usuario que replica estos rumores otorga una data importantísima para
esos infatigables recolectores de datas: los robots y sus algoritmos.
Todo el contenido pasó a la velocidad de
un nanosegundo, es decir, lo más cercano a la velocidad de la luz que
las máquinas de comunicar proveen y permiten en nuestra civilización
cyborg. El mensaje falso ha realizado su trabajo, cumplió su objetivo y
el/los usuarios han respondido al llamado inmediatamente y en forma
tribal. Pero lo que está tan a la vista, tan obvio, se hace invisible:
los dueños de las poderosas empresas de la web han engordado sus big
data y el cyborg dominado por la velocidad se hace cada vez más fusión
de máquina y hombre.
![]() |
Marshall McLuhan |
La antigua advertencia de Marshall McLuhan tiene una vigencia extraordinaria: “el medio es el mensaje”. Es decir,
la ideología del mensaje falso no es solamente lo que dice, sino cómo
la plataforma usada hace actuar al cyborg para su propio beneficio. Los
usuarios de este mundo cibernético trabajan infinidad de horas diarias
para estas plataformas. Tampoco es novedad que estas multinacionales de
los medios necesitan engrosar las big data para manipular usuarios. En
consecuencia el verdadero asunto, no está en el cuerpo del rumor lanzado
como mensaje, está en cómo las grandes como Twitter, Facebook,
WhatsApp, etc., toman todo el tiempo para sus oscuros negocios los datos
de cada cyborg repetidor serial del mensaje falso.
Este es el sentido más profundo de todos los rumores: trabajar para minar sistemáticamente el pensamiento crítico, generar convicciones para la xenofobia, el racismo, el perjuicio, etc.
Quienes son tecnofílicos convencidos,
como Manuel Castell, sostienen férreamente la idea de que podemos
utilizar las redes como si fuéramos individuos libres, sin embargo, por
lo que venimos sosteniendo, esta idea se desmorona. El rumor en
internet demuestra lo contrario y nos hace perder de vista la mega
operación sistemática y generalizada del robo de datos, el lado B de las
poderosas empresas que manejan internet. Para ellos no hay individuos
libres, hay personas catalogadas, definidos sus perfiles hasta el último
detalle, etc., con esos datos se realiza una comercialización
generalizada que va desde el consumo personal a inundar con noticias
falsas en elecciones políticas, el objetivo ya se conoce: dirigir sin
que nadie se entere a quienes tienen que votar. Con el amor a las
máquinas, con la fascinación que esta comunicación en tiempo real
produce, disminuye la capacidad de atención del usuario. Un
enamoramiento que no cesa, una fascinación mayúscula que no parece tener
fin y de consecuencias nefastas.
Son estos cada vez más poderosos medios
de comunicación de internet los verdaderos amos, los que conocen la vida
de cada uno más allá de nosotros mismos y por eso marcan las
tendencias. Estos medios han pulverizado la intimidad, conocen hasta lo
más recóndito de cada usuario y el rumor es una de las formas de llegar a
más contactos ya sesgados por lo que reciben y envían, prueban la
reacción de los internautas para ajustar todo el tiempo sus algoritmos
de captura. El hoax fue una de las primeras formas de apropiación de
datos por vía ilegal, un anticipo de cómo se irían perfeccionando las
noticias falsas. Hemos conocido el hoax, en el lenguaje coloquial, como
virus que infectaba las computadoras. Después fuimos descubriendo que su
objetivo último era/es ajustar cada vez más el profundo conocimiento
que las multinacionales tienen de cada usuario. Es el reinado del
algoritmo que roba y clasifica a cada usuario-cyborg sin cesar.
Dispositivos que buscan capturar el mundo interno de cada usuario-cyborg
con absoluta facilidad.
Del hoax a las noticias falsas
Podríamos decir que todo comenzó con el
hoax, al que conocimos primero en el correo electrónico como mensajes
engañosos o falsos, los mismos fueron bautizados en inglés como hoax. En
los primeros momentos eran las muy conocidas cadenas de mails. Podían
ser una princesa árabe pidiendo ser rescatada y que ponía a disposición
de quien lo hiciera la fortuna que heredó de su padre, una colecta para
alguien en estado de necesidad, una cadena de oraciones para un afectado
de una extraña enfermedad, etc. Este tipo de hoax tenía como objetivo
organizar una estafa.
Las cadenas de solidaridad o de
advertencia iban en otra dirección, trataban de capturar contactos. Lo
valioso era engrosar la cantidad de direcciones que a través de los
reenvíos se conseguían.
Solían ser una de las formas en que los
virus penetraban en las computadoras apenas el usuario hacía doble clic
sobre el mensaje. Caído casi en desuso el mail como modo hegemónico de
comunicación entre las personas, el hoax no ha perdido vigencia. Se
renovó y alojó con comodidad en Twitter, en el Whatsapp, Facebook, y en
los muros personales donde circula estimulando el mundo emocional sin
respiro. Aggiornado a las nuevas plataformas que se van creando, el hoax
ha contribuido considerablemente a construir el mundo de las noticias
falsas. Fue una de sus bases, dado que demostró la eficacia del grado de
ingenuidad con que los usuarios replican mensajes.
Es interesante observar que el mensaje le
llega al usuario de alguien conocido, puede que inclusive sea una
persona a quien le han robado la dirección y desde la cual operan los
propagadores de rumores. Una cuestión importante para la circulación de
las noticias falsas es lograr que lleguen y se propaguen desde fuentes
confiables, esto ayuda a sugestionar a quien lo recibe y borra la oscura
procedencia del mismo. En la web, al igual que el rumor en su forma
clásica, el texto se origina en forma anónima, es decir, si se rastrea nadie sabe casi nunca de dónde proviene.
Reiteramos que el mensaje logra mayor confiabilidad cuando nos llega de parte de alguien conocido en quien confiamos. Esto
da rápidamente filiación afectiva y el consecuente convencimiento para
que el usuario que lo recibe sea parte activa de su propagación. Se hace cargo de la misión y lo reenvía todas las veces que puede.
Cuanto más grave es la sensación de “fin del mundo”, de apocalipsis, más ancha y larga es la autopista de los rumores
Es imposible negar la relación entre el
estado de sobreexcitación permanente del cyborg que las relaciones que
la placenta mediática promueve, (como sabemos en el campo comunicacional
de la cultura global no puede existir el silencio, dado que el mismo
hace mella en el cyborg, lo conduce a tonos depresivos, a estados donde
la autoestima flaquea sin remedio) y esta forma de hacer circular
noticias falsas es, como la pornografía, altamente necesaria. Para que
este maridaje entre rumor, noticias falsas y circulación de mensajes se
haya constituido se precisó de este estado permanente de excitación en
la recepción y envío de mensajes (ya imágenes, ya textos, ya música) del
tipo alarmante, de advertencia engañosa. Los rumores tienen
algo de las teorías sexuales infantiles que observó S. Freud: se
despliegan desde la curiosidad infantil, contienen una parte de verdad y
con aquello que no se conoce, el usuario, recurre a formas del
pensamiento infantil, donde las relaciones que se establecen son
inesperadas, fantasías que se arraigan en las maneras primarias del
pensar. Formas del pensamiento infantil diría S. Freud. La
primer parte, la parte verdadera del asunto es que el usuario sabe que
existen las fábricas de mentiras y que son utilizadas por los gobiernos
para desviar la atención de los asuntos graves, y para ello busca,
necesita respuestas. Su falla es que la sobreexcitación lo
domina y queda a merced de cualquier pensamiento que le permita
completar el circuito, como si la realidad se pudiese comprender al modo
de un cuento infantil con ogros devoradores. Al predominar el
narcicismo y replicar el rumor que completa sus carencias, de acuerdo a
su imaginario, queda entregado de pies y manos a la manipulación, que es
el objetivo del rumor. Con su alto impacto emocional busca
alimentar los estereotipos más primarios del pensamiento. Se convierte
en parte de una masa que sigue a un líder difuso, no visible pero eficaz
que enlaza por amor a los contenidos del hoax.
De la guerra a la vida cotidiana
Sabemos que en los períodos de guerra, como las crisis sociales o las catástrofes, los rumores circulan a gran velocidad
(antes se podría decir que corrían como reguero de pólvora, hoy esa
metáfora ha perdido vigencia por el aumento exponencial de la velocidad
comunicativa). También que muchos estudios sobre el rumor y sus
caracterizaciones se hicieron durante la Segunda Guerra Mundial, por
ejemplo en los Estados Unidos fueron conocidos los trabajos de
psicología social de Allport & Postman, los que pusieron el
acento en cómo funcionaba la distorsión de información que ocurría con
el rumor y las sensaciones de peligro que la circulación de los mismos
producían en los implicados, agregaban que el rumor se agotaba entre la
quinta y sexta comunicación. Claro que se referían al boca a boca, es
decir, un mundo moderno donde no existían los desarrollos de internet.
Recordemos, por otra parte, que
cada participante en un conflicto armado tiene su propia usina de
rumores para debilitar tanto a las fuerzas armadas como a la sociedad
civil que quiere doblegar. Además de los frentes de batalla,
todas las formas de crisis son como volcanes en erupción que arrojan
angustia en forma permanente; reina allí el malestar social que producen
y en ellas los rumores buscan chivos expiatorios para aliviar en forma
irracional el malestar social. Cuanto más grave es la sensación de “fin del mundo”, de apocalipsis, más ancha y larga es la autopista de los rumores.
Por ejemplo: en la crisis argentina del año 2001, por ejemplo, en el
barrio comercial mayorista del Once, en la ciudad de Buenos Aires,
corría la voz de la llegada de piqueteros que venían en horda para
romper vidrieras y robar mercaderías. Varias veces se repitió el rumor y
jamás ocurrió. No se debe omitir que muchos rumores son producidos por
las propias oscuras usinas de los poderes del estado: los servicios de
inteligencia que operan con sus propias lógicas, y que están fuera del
alcance de los usuarios de las redes sociales.
Se dice…
La inundación de rumores es constante: todo aquello que sirva para que el temor, la seducción o el odio circule con premura.
Para Marc Argemí el eje está en la capacidad de desinformar que las
redes han instalado como parte de la capacidad de los usuarios de
expandir noticias: “Todo el mundo puede desinformar, incluso auto
engañarse. El periodista asegura que “la posverdad es la nueva muda de
la mentira” con dos características nuevas, la primera de las cuales es
que está “descontrolada”, porque “antes era muy costoso
desinformar y necesitabas tener un periódico o una televisión, y ahora
lo puede hacer prácticamente todo el mundo”. También agrega la
responsabilidad que cada usuario tiene en este sistema expansivo de
fomentar rumores y las mentiras que hoy se denominan posverdad. A las
declaraciones del autor del libro “El sentido del rumor” agreguemos que
el rumor nunca se aparta de las ramificadas y variadas fuentes de poder,
las que también hacen uso del mismo para sus propios intereses.
Constatar lo que ya se piensa, establecer una línea dura de lógicas binarias del tipo “ellos y nosotros” hace desvanecer cualquier posibilidad de pensamiento crítico
En esa transmisión tipo
eyaculación precoz lo único que se promueve y se acepta es el sentido de
lo conocido y propio. Es decir lo que es parte del espejo donde cada
uno se mira. El regodeo narcisista funciona de esta manera como única
manera de estar en el mundo. Constatar lo que ya se piensa, establecer
una línea dura de lógicas binarias del tipo “ellos y nosotros” hace
desvanecer cualquier posibilidad de pensamiento crítico.
En definitiva en las redes
funciona con éxito la unión por afinidad (lo que cada uno desea, lo que
cada uno odia y, finalmente, lo que cada uno teme). Esto es, formas
narcisistas que promueven lo homogéneo y más primitivo. Modos de pensar y
actuar que están en las antípodas de la acumulación de capital
simbólico de los ciudadanos, sin esa acumulación el empobrecimiento de
los diversos modos del sentido común, ramplón y acrítico y alejadísimo
del pensamiento crítico, ganan la partida. Se inunda el mundo de
versiones, el rumor gana espacio, trabaja activamente para la posverdad.
O sea que es el imperio de la mentira. Y esta última frase no es un
rumor.
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