Si observamos el mundo actual, parece que el célebre filósofo Heráclito tuvo razón cuando afirmó: “Lo único permanente es el cambio”. Es
que, a nivel global, y en muchos países en particular, se viven
procesos acelerados de transformación, con la cuota de incertidumbre
sobre el destino -incierto, muchas veces- al que se arribará.
La situación socio económica, los cambios laborales, las nuevas
tecnologías, la irrupción de nuevos paradigmas y la energía circulante
muchas veces sumen a la sociedad en un estado de recesión, al igual que
el país mismo.
Aunque, aún en esos casos adversos, otros se han reinventado con increíble velocidad.
Es lo que llamamos “resiliencia colectiva”, aquella que tiene la
sociedad en su conjunto que, aunada tras un objetivo en común, logra
salir adelante.
¿De qué depende que algunos se sumerjan en la recesión durante décadas, y otros salgan adelante?
Del valor, la unión y la cooperación de las personas. La clave es
perseverar, y no desistir ni resistir. Todo aquello a lo que te
resistes, persiste.
- Desde una perspectiva individual
¿Tiempo de recesión? ¿Qué tal si la conviertes en el momento ideal para una buena reactivación interna?.
Cuando aparecen tiempos de recesión, muchas personas suelen sentirse
confusas, cansadas y extenuadas de librar ciertas batallas cotidianas
haciendo un gran esfuerzo. A esto se agrega la movilidad laboral, los
ajustes, la inflación y cualquier otro indicador que no ayuda al
equilibrio emocional interno.
Este derrotero confluye en un agotamiento extra como consecuencia de
la situación, aunque, más aún, por la incertidumbre que suele encerrar
el proceso.
Para comprender mejor estos alcances, hay ciertas tendencias en el
accionar cotidiano que recrudecen en tiempos de recesión, y también,
otras que ayudarían a atravesar el momento.
Puestos en el desafío, la elección es que, si de todas maneras vas a
necesitar atravesarlo, puedes escoger con qué tipo de actitud te
identificarás más para generar un cambio positivo, no solo para ti, sino
con impacto en el entorno directo (familia, amigos, trabajo, vecinos).
Esto genera una onda expansiva que llega, también, a las demás personas.
- 7 actitudes típicas que florecen en contextos recesivos
- Queja. El deporte favorito de más del 70% de la población mundial.
- Victimización. No hacerse cargo de la responsabilidad individual que le toca a cada uno.
- Inflar los problemas. Dejarse llevar por trascendidos, e interpretar con la lente particular de cada uno todas las situaciones de la coyuntura, haciéndolas una verdad insoslayable.
- Maltrato. Las personas descargan sus tensiones con los que más quieren, o, por el contrario, con anónimos. Los gestos básicos de cortesía y buen trato se diluyen bajo el paraguas del mal momento que se vive.
- Quedarte estancado. Dejar de aprovechar las oportunidades -que siempre existen- para poder mantenerte en movimiento por más difíciles que sean los momentos. Tener pensamientos negativos recurrentes es otra forma de estancarte.
- Provocar conflictos. A muchas personas parece divertirles confrontar por cualquier cosa, por el solo hecho de molestar al otro, generar un disturbio, e, incluso, querer llamar la atención teniendo actitudes que no contribuyen a mejorar el estado de las cosas.
- Echarle la culpa al otro. La mayoría de las personas quieren un cambio (de cualquier tipo). Pero sólo muy pocas quieren cambiar (ellas mismas). Sin este cambio individual no es posible una transformación colectiva.
- 7 actitudes que pueden ayudar, a ti y a tu comunidad
Hay muchas formas de construir en momentos de recesión, sin importar
el lugar donde te encuentres. Aquí van siete, que quizás quieras
considerar para empezar a ejercer hoy mismo:
- No des nada por sentado. Esto incluye que consultes varias fuentes noticiosas; chequees y compares, y que verifiques la información que te llega sobre la situación del país (o de tu empresa u organización). Mantén una actitud neutral si estás muy negativo en ese momento; observa en perspectiva.
- Elimina los chismes. Desgastan, consumen toda tu energía y no construyen.
- Trátate amablemente (y esto incluye tu relación con los demás). Utiliza palabras como “Gracias”, “Por favor”, “¿Puedo ayudarte?” y la gran llave: la sonrisa. No cuestan nada y generan un impacto de calidad superlativa.
- Mantén a resguardo tus proyectos y lo que compartes. Si te mantienes en acción, generando proyectos, necesitas cuidar tu energía. No los compartas con nadie hasta que ya estén concretados. Pide ayuda sólo a personas de extrema confianza. En épocas recesivas prevalece el “sálvese quien pueda” y eso te puede dañar.
- Evita todo tipo de generalizaciones. “Toda la gente dice…”, “Ya no hay personas confiables”, “Todo es un desastre”, “Escuché a fulano que preanunció un desastre…” son expresiones que no te ayudarán a enfocar tu energía. Sé preciso en tus encuadres: busca tener más claridad, en vez de oscuridad.
- Pasa un tiempo a solas, para reflexionar y trabajar internamente. Más que nunca necesitas reponer fuerzas.
- Evita aumentar el nivel de rispidez y de conflictos de todo tipo. Mantente equilibrado y centrado todo lo que puedas. Haz meditación, yoga, camina en un parque, toma algo de sol, pasea a tu mascota, escucha música tranquila (o buenas canciones energizantes para bailar), y cualquier otra acción sencilla que te permita bajar el nivel de conflicto que parece flotar en el ambiente.
Con estos recursos, más todos los que -en positivo- desees agregar,
podrás ver en poco tiempo cómo va cambiando tu realidad personal; luego,
esto impactará en tu gente cercana; y, como una gran onda expansiva, en
tu comunidad. Recuerda: esto funciona sólo si lo practicas lo
suficiente.
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