Por Clodovaldo Hernández
Un programa económico no solo implica
reformas de fondo difíciles de asimilar. También trae consigo cambios en
la cotidianidad que pueden resultar igualmente complejos tanto para las
empresas e instituciones como para los particulares.
El balance, no obstante, es positivo porque
la mayoría de las personas ha ido asimilando la nueva estructura y la
expresión “bolívar soberano” ha tenido bastante pegada en la población.
Efectivo, bancos y páginas web
Entre los servicios que han obtenido bajas
calificaciones en estas primeras semanas de instrumentación del plan
económico están los bancos, tanto privados como públicos, que
restringieron la entrega de dinero efectivo a sus clientes, a pesar de
que, según lo dijo el propio presidente Nicolás Maduro, cuentan con
billetes suficientes para atender toda la demanda.
Esta situación ha afectado principalmente a
los adultos mayores jubilados y pensionados que no utilizan los
sistemas de banca electrónica. No se trata tanto de rezago tecnológico,
sino de que aún prevalece la práctica que destruyó al anterior cono
monetario, de que los productos se expenden a un precio
considerablemente menor cuando se pagan en efectivo.
Varios bancos también han presentado
recurrentes problemas en sus plataformas tecnológicas, que han afectado
las actividades con puntos de venta y las transferencias vía página web.
Estas instituciones le han achacado las dificultades a las adaptaciones
propias de la reconversión, aunque lo cierto es que antes del 20 de
agosto ya eran bastante frecuentes.
En las últimas semanas, bancos privados
como Provincial han mantenido prácticamente inactivas las dependencias
que se encargan de la apertura de nuevas cuentas.
Aparte de la banca, otras empresas privadas
y organismos púbicos dispensadores de servicios (telefonía,
principalmente) han presentado problemas en sus páginas web.
El metro en recuperación
Otros problemas prácticos se refieren a
servicios que se habían convertido, por la fuerza de la realidad, en
gratuitos, como el metro de Caracas.
Es una tarea muy compleja restablecer un
orden que se ha perdido como consecuencia de largo tiempo de deterioro y
debilitamiento de las normas. Un experimento en vivo de esto es lo que
ocurre en el subterráneo, que ha reanudado el cobro de pasajes luego de
varios meses sin hacerlo.
Aunque muchos usuarios han recibido
favorablemente la decisión de retomar el cobro, los problemas que surgen
para cumplir con esta elemental norma son bastante variados. En algunas
estaciones se cobra permanentemente, en otras de manera intermitente.
Donde se está realizando el cobro, las colas suelen ser bastante largas.
“A veces hay varios trabajadores dentro de
la caseta, pero solo uno atiende al público. Y como la tarifa es nueva y
casi todos los pasajeros quieren comprar varios boletos, el proceso se
hace lento”, comentó una usuaria de la estación La Hoyada.
Las máquinas dispensadoras de boletos
dejaron de funcionar con la virtual desaparición de las monedas del
anterior cono monetario. Con las nuevas podrían ser rehabilitadas, pero
hasta ahora no se ha hecho, al parecer por los costos que tiene la
puesta en funcionamiento y sobre todo, las operaciones de custodia que
se requieren a diario para el resguardo del dinero recaudado.
Muchos usuarios, al ver la larga cola,
pretenden pasar sin pagar, como había sido lo normal a lo largo de este
año. Para evitarlo, en algunas estaciones han colocado vigilancia a
cargo de personal de la Guardia Patrimonial. Los incidentes son
frecuentes porque “la gente se acostumbró a la manguangua”, dijo uno de
los efectivos de este cuerpo, un adulto mayor, en Sabana Grande.
El precio del boleto ha sido aumentado
drásticamente del último que tuvo, que era de 4 bolívares fuertes a 0,5
bolívares soberanos, equivalentes a 50.000 fuertes (el incremento es de
1.250.000%), pero sigue siendo el pasaje más barato de la ciudad, y
reaparece el problema de que el costo del boleto físico sea mayor que la
tarifa fijada.
A pesar de todos esos problemas, muchos
usuarios han apreciado cambios positivos en los primeros días de cobro
de tarifa. Algunas escaleras mecánicas que estaban apagadas volvieron a
funcionar y mejoró en algo la limpieza de los vagones y las estaciones.
Parece tratarse de un efecto meramente psicológico, pues aún no se ha
recaudado lo suficiente como para que los ingresos por ese concepto
repercutan en la calidad del servicio.
Falta la gasolina
Entre las adaptaciones cotidianas que aún
faltan por pasar está la de los nuevos precios y mecanismos de pago de
la gasolina. El gobierno ha ido avanzando con el plan en los estados
fronterizos y en breve debe incorporarse al resto del país. El uso del
carnet de la Patria y de la identificación por huella digital será un
cambio drástico en este rutinario quehacer de los conductores.
El propósito de las autoridades es que
cuando la nueva modalidad arranque, lo haga en todas las estaciones de
servicio con iguales niveles de eficiencia, para evitar que ocurran
situaciones como las que se han presentado en el metro. Esto es un
verdadero desafío en las zonas del país más afectadas por los apagones y
por los problemas de conectividad de las redes bancarias.
Calma y participación
El economista constituyente Jesús Farías
señaló que el Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad está
pasando por un período de adaptación normal cuando se aplican un
conjunto de medidas de esa magnitud. “Va a tener los resultados
esperados únicamente si la gente las comprende y se incorpora a su
aplicación. Siempre habrá tropiezos y será necesario hacer correctivos,
pero el primer mes ha sido muy positivo”, expresó.
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