Por: Gustavo Borges Revilla
Esta entrevista que publicamos con el expresidente Rafael Correa, es el primer paso de un proyecto más ambicioso que nos hemos propuesto en Misión Verdad: ir a la cabeza de los responsables de la política en América Latina y proponerles reflexionar sobre el futuro y no tanto de la coyuntura. Correa aceptó nuestra propuesta y nos citó en el campus de la Universidad Lovaina La Nueva en las afueras de Bruselas, capital de Bélgica, donde él mismo cursó estudios en su adolescencia. Treinta minutos de una conversación que, hecha a finales de 2018, sigue con una vigencia intacta.
Pero contrario a lo que pudiera esperarse, nuestro encuentro con Correa no tuvo este lamentable episodio como eje central de la entrevista. Como saben, en Misión Verdad vamos siempre a lo no dicho, a los temas controvertidos, a las discusiones incómodas. Le propusimos al expresidente dejar la coyuntura a un lado por 30 minutos y conversar sobre el mar de fondo: ¿Qué pasa con el pensamiento de izquierda ahora mismo? ¿Por qué pocos o casi ningún brasileño, ecuatoriano o argentino salió a defender a "sus liderazgos" en un momento en el que los bombardean por todos los frentes? ¿Por qué silencian la guerra contra Venezuela? ¿Fue un espejismo su concepto de "cambio de época"? ¿Vuelve o no vuelve a la política Rafael Correa?
Esto y más en la entrevista que dejamos como un aporte al debate urgente sobre el "fracaso de la izquierda", el pensamiento en América Latina y nuestro futuro.
GBR: Nos encontramos en las afueras de Bruselas, en el Campus de la Universidad Lavaina La Nueva, en entrevista con el expresidente Rafael Correa quien amablemente nos ha recibido. Nosotros, como ya le dije, queríamos hacer una entrevista un poco más reflexiva, no tanto anclada en los hechos y en las anécdotas que conocemos, vulgares anécdotas.
RC: Muchos no las conocen. Hay una terrible manipulación de la información y desconocimiento de lo que está sucediendo en América Latina, sobre todo aquí en Europa.
GBR: Hablamos que el caso ecuatoriano es quizá el caso más vulgar. Queríamos hablar un poco, sobre todo qué piensa Rafael Correa ahora.
RC: Por supuesto que nos hacen madurar y ganar experiencia, estas durísimas situaciones que hemos enfrentado. El problema de la vida es que cuando más experiencia tienes es cuando te vas a morir. Ojalá naciéramos con experiencia.
Esto me ha enseñado el grado de maldad, de odio, el grado de traición que puedes recibir. Cómo esta gente sabe utilizar el poder sin límites ni escrúpulos. Somos gente escrupulosa, moral, nuestra mayor victoria es que no logran convertirnos en lo que ellos son, pero nos demuestran lo que es el poder en malas manos y cómo utilizan el poder para sus propios beneficios sin límites ni escrúpulos; por supuesto, hemos aprendido mucho.
GBR: Ese es un tema fundamental, el poder, el concepto poder, es un cuestionamiento filosófico que tenemos que hacer sobre qué es el poder, porque nosotros venimos del poder. La década 2003–2013 fue una época soñada para América Latina, donde se tuvo el poder político y ahora vemos que hay una aplanadora neoliberal que usa el poder, no solo el político sino el económico y el mediático para aplastar liderazgos y destrozar la institucionalidad de los países.
RC: Hay que hacer una precisión: ganar elecciones en América Latina no significa necesariamente ganar el poder. Hay poderes fácticos que continúan intactos, más aún con todas las reformas que se hicieron en décadas pasadas: bancos centrales autónomos que no responden a ningún control democrático, que siguen haciendo lo mismo de siempre independientemente de quién llegue al gobierno; los condicionamientos externos; la burocracia internacional. Eso, a nivel internacional, a nivel nacional hay poderes dentro del sector público que, como te decía, esa tecnocracia de los bancos centrales, hablaban español pero pensaban en inglés y su máximo deseo era acabar sus días en Washington, pero otros poderes fácticos que siempre nos han dominados y que tú empiezas a derrotarlos con el poder político, pero es muy difícil en tan corto tiempo. Por ejemplo, el poder económico, el poder mediático ¿cómo podemos hablar de democracia cuando ambos poderes tan grandes son contrapoderes? El poder religioso y el militar en algunos países.
GBR: ¿Qué poder no tuvo Rafael Correa en Ecuador?
RC: Ninguno de esos cuatro últimos. Tuve el poder político con gran apoyo del pueblo
GBR: ¿La izquierda tiene asumido el nuevo campo de batalla?
RC: Estamos aprendiendo, esta es una lección muy dura de digerir, pero de las crisis hay que sacar experiencias, conclusiones, hay que reformular ideas y yo creo que hay que estar atentos, porque ese es el error de la izquierda, nos dan con todo, sin límites, sin escrúpulos, atentando contra los derechos humanos y vienen los puristas “tenemos que hacer una reflexión autocrítica de los errores que hemos cometido”. No, eso se discute al día siguiente de la victoria. Lo que sí hay que enseñar siempre, es que esa izquierda es cómplice de lo que está pasando. La izquierda del todo o nada, la izquierda que criticaba absolutamente todo, que no es la verdadera izquierda. Estoy seguro que está infiltrada por la CIA y los poderes de siempre, porque es una izquierda funcional al status quo.
GBR: Sobre su concepto de cambio de época, ¿fue un espejismo el cambio de época?
RC: Nunca se vuelve al lugar de origen, se sembró, hay algo ahí pero obviamente nos han retrocedido décadas y sí, fue una gran decepción para mí. Yo creía que se había consolidado de mejor y de mayor manera el proceso. Que Ecuador y nuestro pueblo no iban a permitir que volviéramos al pasado y nos han regresado treinta años en apenas quince, dieciséis meses. Pero nada de esto hubiese sido posible sin la complicidad de los medios de comunicación que son los que lo manipulan todo.
GBR: Pero los medios no tienen una planificación política propia, sino que responden a la estrategia de otra élite, de bancos y las transnacionales.
RC: Tú lo has dicho, hablas de estrategia, de planificación. Claro que hay una planificación, claro que hay una estrategia y la inmediata es aniquilar toda esa izquierda con vocación de poder, toda esa izquierda con opción real de poder. Es claro, buscan el exterminio.
GBR: ¿Cuál es la alternativa de poder de la izquierda ahora en este nuevo campo de batalla?
RC: Sólo nos quedan nuestros pueblos. Seguir organizándonos, reaccionar y esperar que lo que se sembró sea suficiente, pero no estamos en condiciones, no lo neguemos, son tiempos extremadamente difíciles. En el caso ecuatoriano perdieron las elecciones pero robaron el poder, tienen el poder político, rompieron todo el hilo constitucional, se han apoderado de Cortes, se han apoderado del Consejo Electoral, no tenemos Corte Institucional, se han apoderado de Fiscalías, Contralorías, para perseguir a la gente. En cualquier Estado decente, la prensa denunciaría esto. No, la prensa es cómplice de esto, lo apoya, lo aplaude, los poderes económicos, bancos, etcétera, respaldan eso, gran parte de la iglesia respalda eso, gran parte de las Fuerzas Armadas respalda eso. Sólo nos quedan nuestros pueblos. Es algo extremadamente duro.
GBR: En una entrevista que usted le hacía a la ex presidenta Dilma Rousseff, le preguntaba –que además creo yo ese es el centro del debate hoy mismo– ustedes sacaron de la pobreza a treinta, cuarenta millones de personas en un periodo cortísimo de tiempo. Un plan político que fue exitoso según como se planteó el plan político, pero usted le preguntaba y le cuestionaba que la mayoría de estas personas, por no decir pocas o ninguna, salió a defender a la presidenta o al ex presidente ahora preso, Lula Da Silva. Es un fenómeno que da para analizar la crisis, primero, de las autoridades políticas en ese entonces y la reacción de la gente. ¿Cómo explicaría ese fenómeno?
RC: Una reflexión profunda que debemos hacer es si la izquierda no es víctima de su propio éxito. Del año 2002 al 2014, época de oro de de la izquierda en América Latina, noventa millones de latinoamericanos fueron sacados de la pobreza. Sólo en Brasil cerca de treinta millones, pero ¿dónde estuvieron para defender a Dilma? Una de las hipótesis que debemos, con mucho dolor enfrentar, es que esa gente al salir de la clase pobre, al ser no pobre o clase media, cambian su visión. Ya tienen su casita, propiedad, quieren protegerla, “cuidado con el socialismo”. Empieza a soñar con un estilo de vida como el de Nueva York. El ser pobre, como decíamos, aspiracional en el Ecuador. Es decir, comparado a lo que teníamos, están mucho mejor pero comparado con lo que ahora desean, aspiran, están mucho peor y son presas fáciles de los cantos de sirena de la derecha y sus medios.
También puede estar el síndrome de doña Florinda, como lo definió Rafael Ton, un argentino, sobre el programa cómico de Chespirito, ese genial cómico mexicano. Una señora que tenía una fuente de ingresos segura, era menos pobre que el resto y ella empezó a llamar chusma a ese resto y empezó a engreír a sus malcriados hijos, Kiko, para que también se crean superiores, para que aplasten al resto, y empezó a maltratar al pobre obrero don Ramón, empezó a congraciarse con el capitalista compasivo del señor don Barriga, a votar por la gente “bien”, a reunirse con la gente “de bien”. Tenemos que hacer una reflexión muy dolorosa. Si la izquierda no solo está luchando contra la injusticia sino que si estamos luchando contra la propia naturaleza humana. En el momento que sales de la pobreza, que ya no necesitas ayuda, ahí sí ya nadie se meta, yo puedo competir, puedo ganar.
GBR: Eso nos lleva a la discusión del modelo porque la izquierda está administrando un modelo que no creó ella, que no pensó ella, que no planificó ella. Pareciera, mi impresión muy personal, que no hay discusión del modelo. No se discute el capitalismo. Entonces ¿la opción de poder de la izquierda es para administrar los Estados y los recursos provenientes de la renta y ya, o hay un proyecto más profundo en formación?
RC: Yo no concuerdo totalmente con eso. Yo sí creo que hemos cuestionado muchísimo el modelo, logramos modificarlo, cambiarlo, no de raíz pero estamos hablando de cambiar el corazón del hombre. De eso habló Marx, de eso habló el Che Guevara y tenemos que reflexionar profundamente si no estamos luchando contra la naturaleza humana. Gente que sale de la pobreza y ya se siente pobre aspiracionalmente y empieza a votar a la derecha y no salen a defender los procesos que los sacaron de la pobreza. Tenemos que reflexionar seriamente si no estamos luchando contra la naturaleza humana y qué consecuencias derivan de esa hipótesis.
GBR: Además es un contexto complicado geopolítico. Hay proyectos globales en disputa, eso nadie lo duda. Está el ascenso de Rusia y China como actores globales, está la crisis estructural de Estados Unidos como proyecto nacional, incluso. Vemos que hay una disputa interna en Estados Unidos que afecta a América Latina, Venezuela además es víctima también de la amenaza militar. Entonces hay un problema que, ciertamente, hay unos proyectos globales de los cuales nosotros somos parte pero pareciera que nosotros no tenemos un proyecto propio, ahora. Lo tuvimos en la década de 2003 – 2013, 2007 – 2016 ¿Qué hacer frente a la disputa geopolítica que nos afecta directamente a nosotros?
RC: Tenemos que articular. Yo no tengo respuesta para todo y no te digo que sea fácil, pero una de esas respuestas, además son preguntas complejas con respuestas complejas, es articularnos. Sí, la izquierda ha sido muy aislada. Esta gente se coordina a nivel regional y a nivel mundial. Nosotros seguimos aislados en gran medida. Por ejemplo, yo tengo muy poca comunicación con los líderes de izquierda de América Latina. Claro, mi situación muy particular es que, por cuestiones familiares, estoy viviendo en Europa pero hay internet, hay teléfono, tantas cosas, que sí necesitamos articular de mejor manera nuestros movimientos, unir recursos. Crear, como lo hizo el comandante Chávez con Telesur, medios alternativos. El mayor problema son los medios de comunicación burgueses. Son los perros guardianes del status quo. Nosotros no hemos enfrentado a los partidos de derecha que entre todos no hacían uno. Hemos enfrentado a sus medios de comunicación que hacen mucho. Lo que piensa esa gente, esa manipulación de la gente. Yo te decía hace un momento, te presentaba la reflexión de pensar si estamos luchando contra la naturaleza humana, pero gran parte de eso se genera por la cultura dominante y la cultura dominante te la transmiten los medios de comunicación.
La reflexión de la izquierda tiene que pasar por modificar la comunicación. Había cierta izquierda que quería hacer la revolución con la prensa burguesa. Eso es imposible. Tenemos que articularnos, unir esfuerzos y con los pocos recursos materiales que tenemos, presentar alternativas como medios de comunicación alternativos.
GBR: Y la educación.
RC: Sí, pero mira lo que pasó en Ecuador, cómo impulsamos la educación, aplaudida por la UNESCO, ejemplo para América Latina y ya todo está para atrás. La élite sabe que su mayor peligro es tener gente educada. La élite de buen corazón te puede tolerar hasta un presidente, un gobierno que quiera darles mejores escuelas a los hijos de sus empleados domésticos pero van a matar a ese presidente si intenta darle la misma escuela que la de sus hijos, porque no creen en la verdadera igualdad. Eso fue lo que hicimos en Ecuador y apenas tienen el poder, desbaratan todo. La pregunta es cómo permitir, dentro de la democracia burguesa, que esos procesos continúen.
GBR: Otra pregunta, que no es fácil responderla tampoco, es que estos fenómenos de las figuras de recambio, entendiendo que no hay liderazgo ahora en lo que podamos llamar derecha, Macri, Lenín, Temer, no son propiamente liderazgos que tomaron el poder. Son como figuras de recambio que están administrando un momento, un país para lo que se hace evidente ahora, desmantelarlo. En Ecuador lo que está sucediendo es un desmantelamiento del Estado, en Argentina…
RC: Es muy fácil destruir y es muy difícil construir. Se han dedicado tan solo a destruir.
GBR: Entonces, ¿es Lenín Moreno el verdadero arquitecto del desmantelamiento de Ecuador?
RC: No. Ese es un títere.
GBR: ¿Quiénes están detrás?
RC: Las oligarquías de siempre, la extrema derecha, Estados Unidos a nivel internacional, los países hegemónicos. Este (Lenín) es un títere que cuando lo dejen de utilizar lo van a desechar y luego va a pasar al basurero de la historia, pero está cumpliendo la misión. Su obsesión es destruir a la Revolución Ciudadana y obviamente está haciendo mucho daño, no sólo a nivel de organización sino a nivel personal ¿cuánta gente está perseguida, ha perdido su libertad, le están destruyendo su reputación? Gente honesta que trabajó denodadamente una década por su patria.
GBR: Un socio útil le llama EE.UU. y no de ahora, de siempre.
RC: Un tonto útil. Pero sí, esta semana ha sido dura. Obviamente, no estoy siendo demasiado objetivo pero no hay que perder nunca la esperanza. Nuestra revolución es la revolución de la alegría, yo soy optimista que las cosas puedan cambiar y si tú comparas la situación actual con la del periodo 2002 – 2014, comparémosla con el periodo 1990 al 98. Aquí mencionaste a Macri, Temer, Moreno, acuérdate de Fujimori, Endara en Panamá y ni se conocían los presidentes de Perú, Ecuador, de lo oscuro que era. Entonces hay que relativizarlo. Frente a lo que logramos al principio de este siglo, obviamente hemos retrocedido, la situación de esta era es muy difícil, pero frente a lo que teníamos en la derecha en los noventa, con la derecha dominándolo todo, las elecciones se definían entre derecha y extrema derecha. En un país como Ecuador, todavía hemos avanzado y hemos avanzado bastante.
GBR: Estados Unidos hegemonizando. No es la misma situación de Estados Unidos en los años que usted menciona, eso es un punto a favor también.
RC: Hay que analizar bien la historia. Yo no creo que tenga el análisis correcto y todas las respuestas pero cuando se cae en esos extremos, no necesariamente es malo. Acuérdate que mucho de los progresistas que llegaron a principio de siglo en América Latina, llegaron como reacciones a las políticas de Bush. No totalmente, pero si en parte como reacción a las políticas de Bush. Cuando se tiene alguien tan elemental, al frente de EE.UU., eso genera una reacción al resto del mundo y a países como los latinoamericanos y nos puede ayudar a consolidarnos.
GBR: ¿Hay espacio para la ofensiva entonces?
RC: Sí, no hay que perder la esperanza. A mí me gusta mucho la historia y la Segunda Guerra Mundial, hay que aprender de todos los países como Inglaterra que aguantó solita la arremetida nazi. Era cuestión de tiempo, pero no por eso no les costó. Se bombardeó Londres, sus principales ciudades, muchísimos puertos, pero sabían que el nazismo no era sustentable y que iba a llegar a su fin. Es cuestión de tiempo, habrá que resistir. El problema es el daño que causaron y el tiempo que toma.
GBR: Si hay espacio para la ofensiva, yo estoy de acuerdo, también soy optimista. ¿Es suficiente el plan de redistribución de la riqueza, que nos planteamos nosotros como opción política en los años que tuvimos el gobierno? ¿Alcanza sólo con redistribuir la riqueza?
RC: De ninguna manera, y se es uno de los gravísimos errores de la izquierda, la izquierda tiene que empezar a hablar de eficiencia, de productividad. Qué proceso de desarrollo se ha logrado sin aumento de productividad, pero parece una mala palabra “productivista, desarrollista”, de estigmatizar. Yo no conozco –y soy experto en eso, modestia aparte– ningún país que se haya desarrollado exportando artesanía, ni exportando sólo petróleo a largo plazo, que es un recurso no renovable. Eso no quiere decir, el simplismo de cerrar el petróleo porque no somos extractivistas. Claro, ahí vas a transformar la economía extractivista y la vas a transformar probablemente a una economía recolectora. Vas a retroceder no a avanzar. Salir de una economía extractivista es movilizar esos excedentes, esos recursos para desarrollar otros sectores de la economía: la industria, el turismo, pero sobre todo esa sociedad del conocimiento fundamentada en el talento humano.
La izquierda debe hablar de estas cosas, como debe hablar de libertad, nos han robado la palabra libertad, siempre hemos hablado de justicia, no de libertad, sino de justicia ¿qué libertad tenía el obrero, que tenía que escoger entre ser explotado y el desempleo? Eso no es libertad ¿libertad de expresión? No, eso es manipulación. No debemos tener miedo de hablar de la palabra libertad. Para la derecha, la palabra libertad es no intervención, una de las mayores injusticias con las desigualdades que existen en América Latina. Para nosotros, la verdadera libertad debe ser la no dominación, la liberación y para eso se necesitan manos bastante visibles, por medio del Estado que le de educación, salud y oportunidades para todos. Perdamos el miedo de hablar de esas cosas: eficiencia, productividad, libertad.
GBR: La izquierda parece haber abandonado el debate filosófico también. No hay producción de teoría.
RC: Se queda en muchos lugares comunes, seguimos repitiendo errores históricos, repetir manuales o el postmodernismo. Ya no hablamos de las condiciones materiales, de las injusticias socioeconómicas que era el debate de base entre las dos visiones, izquierda y derecha, sino que nos ponemos a hablar de cuestiones liberales, morales, de frontera y eso divide a la gente, además con los problemas que hay en América Latina, si hay mil prioridades y no están preparados para esas cosas. Yo respeto mucho esas opiniones. Te estoy hablando de aborto, de matrimonio homosexual, no las comparto, pero es obvio que te dividen y es obvio que hay muchas prioridades que, con todo respeto, pasan por encima de eso. Pero nos introducen esos temas y yo creo que es deliberado y nos dividen. Si no estás de acuerdo con eso, ya no eres de izquierda.
GBR: ¿Agendas instrumentales, puede ser?
RC: Sí. Si el Che Guevara como médico estaba contra el aborto, resulta que no es de izquierda y si Pinochet estaba a favor del aborto, entonces resulta que si es de izquierda. Dejémonos de esos infantilismos que nos está haciendo demasiado daño.
GBR: Además que detrás de eso hay una radicalidad muy sospechosa.
RC: Sí, yo creo que ahí hay infiltración también. Ponen esos debates al inicio para dividir. ¿Quieren discutirlo? Discutámoslo al final, cuando haya pasado todo el resto.
GBR: Inevitable para mí, preguntarle sobre Venezuela. La valoración de Rafael Correa de Nicolás Maduro.
RC: Nicolás es mi amigo, yo lo conozco. Es un gran ser humano pero le han tocado condiciones extremadamente difíciles. Claro, Chávez como líder fundacional, tenía un liderazgo inmenso pero habría enfrentado problemas también. Porque en el 2014 comenzó una recesión económica que golpeó mucho más fuerte a los países que dependían en gran medida de un commodity, en este caso, Venezuela, petróleo “¿pero por qué dependía del petróleo?”, ¿cuándo no ha dependido del petróleo? Entonces, eso les golpeó muy fuerte, más el bloqueo, más la guerra interna/externa económica ha causado mucho daño. Pero yo tengo esperanza también de que pronto se recupera Venezuela y seguirán adelante, en lo económico, porque en lo social y político, siempre se ha mantenido muy fuerte.
GBR: ¿Qué lección valora Rafael Correa de la Venezuela de Hugo Chávez y Maduro para la región?
RC: No entiendo bien la pregunta, sin embargo, lo que sí te digo es que algunas veces se sataniza el liderazgo. Revisa qué proceso de desarrollo no ha tenido liderazgo, el liderazgo es algo altamente deseable, sino algo necesario. En Suiza apenas se conoce al presidente, claro, después de 800 años de consolidación de la Confederación Helvética, el país marcha solo. Estados Unidos cuando no tenga un Trump o un Bush, va a marchar solo, pero en nuestros países está todo por hacer. Por supuesto que los liderazgos son fundamentales.
GBR: Para finalizar. Usted ha dicho que tiene poca comunicación con los líderes de izquierda, eso es muy expresivo y descriptivo de la situación. El llamado, la propuesta, la lección de Rafael Correa.
RC: Bueno, debemos tenernos caridad con nosotros mismos. Paciencia, con nosotros mismos. Hay que ser muy duros pero en un momento dado, también hay que ver el contexto, y esto es parte de lo que buscan. Cuando estás todos los días, te levantas para ver qué nuevo vicio te pusieron, cuando estás trabajando los últimos meses. Yo nunca he tenido tanto trabajo como hoy, en teoría, económicamente, me debería ir muy bien, pero todo se me ha ido en abogados. Los últimos meses he trabajado con abogados, preocupado de compañeros que están perseguidos, que tienen presos. El vicepresidente, Jorge Glas, un año ya preso, y en huelga de hambre. Cuando a Cristina todos los días le ponen un nuevo juicio, Lula en la cárcel. Tampoco es que tenemos mucho tiempo para estas cosas. En ese sentido, hay que tener también un poquito de contemplación, pero debemos hacer un esfuerzo adicional, el momento histórico nos lo exige. Debemos lograr un poco más de coordinación.
GBR: Veremos entonces a un Rafael Correa aún más dedicado a la política
RC: Yo quería retirarme de la política, creyendo y creo que fue vanidad, pido disculpas al pueblo ecuatoriano y a la historia. La vanidad de creer que yo había hecho lo suficiente, no lo suficiente, nunca creo que se haya hecho lo suficiente, pero que se había hecho bastante y que ya no era necesario seguir empujando el carro. Jamás me imaginé una traición así, jamás imaginé que tan rápidamente, con la complicidad de la prensa y demás poderes fácticos se pudiera derrumbar lo hecho. Jamás me imaginé tanta traición, siempre uno debe estar preparado para la traición pero la magnitud y profundidad de esa traición, sí impresionó. He tenido que volver a la política pero no era mi plan y tendré que volver a la política en el sentido de defender la verdad, defender a mis compañeros y defender ese proceso histórico llamado revolución ciudadana. Tratar de recuperar la patria, pero eso no pasa necesariamente porque yo sea candidato de nuevo.
GBR: Pero también está el nombre y la integridad de Rafael Correa.
RC: La sabremos defender y verás como el tiempo nos dará la razón. El tiempo es el mejor juez y verdugo, verás cómo este gobierno pasará al basurero de la historia y verás el inmerecido puesto, que jamás he buscado, que me dará a mí y a mi gobierno. Anótalo, tú eres más joven que yo. Que lo anoten todos los jóvenes de Latinoamérica que nos están oyendo
No hay comentarios.:
Publicar un comentario