En Venezuela, conseguir efectivo en los últimos meses representa todo
un parto, pues toca ruletear por diferentes agencias bancarias para
completar el diario que se va en un abrir y cerrar de ojos.
Desde el inicio de la crisis del efectivo en el país, el gobierno
venezolano ha intentado implementar medidas para incentivar a la
población a disminuir el uso de dinero físico, como la reducción del
Impuesto al Valor Agregado (IVA) para pagos con tarjeta de débito, por
ejemplo. Pero la procesión por el efectivo continúa.
Hay experiencias en otros países que demuestran que sí se puede vivir sin el tan preciado efectivo. ¿Cómo lo logran?
Del otro lado del charco: locales “cash free”
Para 2016, 10 países llevaban la batuta en la disminución del uso del
efectivo, bien sea por comodidad o porque el acuñar monedas es
sumamente costoso. Entre estos países se cuentan Suecia, Dinamarca y
Bélgica, donde salir con la tarjeta de débito o crédito es prácticamente
obligatorio.
En el caso de Suecia,
los feligreses pagan el diezmo por mensajes de texto, los vendedores
informales llevan puntos de venta inalámbricos, y muchos lugares han
optado por, simplemente, no aceptar billetes o monedas, por lo que al
menos el 96% de la población lleva consigo una tarjeta para pagos
electrónicos o un teléfono con aplicaciones para este fin.
Algunas entidades bancarias no dispensan efectivo y tampoco permiten
depósitos por esta vía; esto último ha llevado a la disminución de robos
a bancos, cayendo de 110 en 2008 a 16 en 2011.
Por su parte, el gobierno sueco se ha beneficiado de esta práctica,
debido a que las transacciones electrónicas han permitido hacer
seguimiento a los casos de evasión fiscal, lo que se traduce en una
mayor recaudación tributaria.
Dinamarca
le pisa los talones, pudiendo ser uno de los primeros países que
deseche completamente el billete y la moneda para pagar bienes y/o
servicios, a tal punto que el gobierno danés ha propuesto, desde 2016,
que las tiendas dejen usar cajas registradoras, alegando que sin el
efectivo se pueden disminuir los costos que genera manejarlo.
Por su parte, Bélgica ha implementado leyes que
sancionan a quienes realicen transacciones en efectivo por más de 3 mil
euros, quizás por eso el 93% de los belgas no utilizan el efectivo para
sufragar sus gastos.
Otros países: en Reino Unido el pasaje en autobús se cancela con una
tarjeta prepago; en Holanda los parquímetros no aceptan monedas;
Francia, al igual que Bélgica, pecha a quienes paguen más de 3 mil euros
en efectivo y en Alemania, a través de un teléfono inteligente que lea
un chip EMV (Europay MasterCard Visa), el comerciante recibe pagos por tarjeta de débito y crédito.
En América no sucede con el mismo impacto
Tanto en el norte como en el sur del continente americano, se ha
intentado reconsiderar el uso de monedas y billetes por su alto costo de
fabricación, como es el caso de Canadá, que en 2013 decidió dejar de distribuir monedas de un centavo para ahorrar USD 11 millones al año.
Pero su vecino, Estados Unidos,
está muy lejos de conseguir esta meta, pues aunque las transacciones
para pagos electrónicos sí han ido en aumento, al menos el 47% de los pagos aún se hacen con efectivo y tan sólo el 72% de la población maneja una tarjeta de débito.
Pero más al sur, específicamente en Ecuador,
en 2014 el entonces presidente de este país, Rafael Correa, quiso
garantizar el acceso a toda la población ecuatoriana al manejo de dinero
electrónico debido a que, para ese entonces, el 40% no tenía acceso a
una cuenta bancaria, pero el 100% de los hogares sí tenían un teléfono
celular.
El Banco Central de Ecuador fue el ente encargado de gestionar el
sistema bancario-telefónico que permite hacer transacciones entre
usuarios, compras directas en locales comerciales y pago en el
transporte público o privado. En tres meses logró la apertura de 25 mil
cuentas.
Pero no todo es color rosa
Como todo, este método tiene también sus detractores. Expertos
financieros aseguran que el dinero físico como lo conocemos hoy, es
sinónimo de privacidad e inclusión de todos los sectores de la sociedad.
Dominic Frisby,
un inglés estudioso de las finanzas, asegura que, aunque es inminente
la disminución en el uso de billetes y monedas por el avance de las
tecnologías, no debe erradicarse por completo esta modalidad de pago.
Opina que los pagos en línea atentan contra la confidencialidad de los datos suministrados por una persona a la hora de ejecutarlos.
Sin embargo, planteó opciones para resguardar las finanzas personales
y tenerlas fuera de la vista del “Gran Hermano” financiero, a través
del uso de las criptomonedas y otras formas de dinero digital.
Otros, sostienen que las plataformas desarrolladas para la
implementación de pagos electrónicos, son sumamente costosas, sobre todo
para pequeños y medianos comerciantes.
Entonces, ¿está Venezuela preparada cultural y tecnológicamente para migrar por completo a la moneda digital?
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