por Arnaldo Musa
Prensa radial, televisiva, escrita, en
fin, todos los medios modernos de comunicación existentes en este
planeta han estado mayormente controlados por los círculos de poder, que
los utilizan en contra de los pueblos.
Prensa radial, televisiva, escrita, en
fin, todos los medios modernos de comunicación existentes en este
planeta han estado mayormente controlados por los círculos de poder, que
los utilizan en contra de los pueblos, con ejemplos actuales tan
fehacientes como el tratamiento a las guerras que el Imperio somete a
países pequeños y la formación de estados de opinión para sacar fuera de
juego a personalidades honestas que pueden arribar democráticamente al
poder y poner en peligro sus intereses, entre otros muchos métodos.
En nuestra época, en que la vida se vive a
un ritmo acelerado y se depende de los medios de comunicación, la
desinformación es el más peligroso de los males, que da impresión de una
verdad irrefutable, sobre todo cuando imágenes que están allí para
apoyarla.
Así funcionan los órganos imperiales, con
una enorme base en Estados Unidos, que sirvió, por ejemplo, en la
cacería de brujas anticomunista de la década del 50, la creación de la
superioridad racial blanca, al estilo fascista, y en el empoderamiento
de la desigualdad cada vez mayor.
Es decir, toda una manipulación
informativa o mediática, cuya acción y efecto es procurar en los sujetos
el desconocimiento o ignorancia y evitar la circulación o divulgación
del conocimiento de datos, argumentos, noticias o información que no sea
favorable a quien desea desinformar. Esta es su forma elegante, pero
con resultados terribles para los pueblos.
Cada vez peor
Estos sistemas comunicativos se
convierten en herramientas de corrupción, infiltración, sabotaje,
falsedad y ocultamiento de la realidad, convirtiéndose en instrumentos
mortíferos cuando sirve a intereses transnacionales.
El ejemplo más claro y reciente es el comunicado del gobierno de Donald Trump emitido por CNN, BBC y cadenas asociadas condenando
a Nicaragua por el denominado uso excesivo de la fuerza por la policía
durante protestas de carácter social, sin concentrarse en la violencia
organizada desde el exterior ni en lo sustancial. Lo básico es destruir la imagen país.
Sin embargo, los órganos del Imperio “olvidan” el genocidio en Gaza
donde francotiradores se entrenan con menores de edad palestinos, sin
condenar la violencia ni el uso excesivo de la fuerza por el ejército
contra los civiles que ejercen su derecho constitucional a la libertad
de expresión y reunión.
De igual modo sucede con Yemen, donde EE.UU. ha entregado armas tóxicas a Arabia Saudita, en tanto los medios se vuelven muy activos para dar visos de realidad a las falsas acusaciones de la utilización de armas químicas por el ejército sirio para justificar bombardeos de aviones norteamericanos, franceses y británicos contra la población civil. No dice nada de Honduras donde fueron asesinados muchos dirigentes y su mandatario es producto de un fraude directo en clara violación a la Carta Magna de ese país.
O sea, cuando hay miles de víctimas en Gaza, los órganos desinformativos del Imperio muestran a Nicaragua y Venezuela, y callan la sistemática guerra económica emprendida contra el pueblo de esta nación suramericana.
Hace unos días se hizo pública una
entrevista al presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien, sin
avergonzarse, manifiesta que Siria debe ser ocupada por los galos, Gran
Bretaña y EE.UU. para construir un nuevo país, no importa que sean eliminados miles de niños, mujeres y hombres. Así lo cree.
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