miércoles, 23 de mayo de 2018

Grupo de Lima: campeones regionales de la abstención

A Venezuela la pretenden arrinconar con una excusa de doble rasero: la abstención como recurso narrativo para la injerencia. Un relato que se inventó en Washington y que ahora se instrumentaliza para golpear a las instituciones venezolanas.


La abstención que hubo en las recientes elecciones presidenciales del 20 de mayo no se puede explicar sin montón de factores que van más allá del llamado a no votar por parte de los actores y gestores de las sanciones, el bloqueo y los embargos estadounidenses y del Grupo de Lima.

Aquellos factores fueron el descontento de sectores de la población debido a la coyuntura económica-financiera, atacada desde varios frentes internos y externos; la migración de muchos votantes que, en el extranjero, se encuentran indocumentados o no pudieron concretar los trámites para ejercer el derecho a sufragar en las embajadas venezolanas; el sabotaje de países como Canadá, cuyo gobierno no permitió votar a los de nacionalidad venezolana; a todo esto se une el porcentaje de abstención que conlleva todo proceso electoral en Venezuela, que redondea el 35%, donde el sufragio es voluntario.
Por todo ello no se le puede endilgar a María Corina Machado, como ella dice, ese alto porcentaje de abstención por parte de la oposición venezolana, cuya dirigencia se encuentra en el exterior cabildeando por más presiones económicas, financieras y comerciales sobre el país con el afán de llamar a una injerencia directa bajo el pretendido enfoque "humanitario".
Bajo ese contexto, el lobby injerencista rechaza los resultados que dieron al presidente Nicolás Maduro la reelección con el 68% de los votos, cifra que deja por el suelo a los presidentes del Grupo de Lima que llegaron a sus cargos con porcentajes mucho menores y con una alta abstención.

Déficit de popularidad electoral en el Grupo de Lima

Revisemos algunos números para darnos cuenta del doble rasero con el que se pretende juzgar a las instituciones venezolanas y, sobre todo, a la última elección presidencial. A continuación el ranking de los campeones regionales de la abstención.
  • Canadá. En 2015, el 31,5% de los votantes inscritos en el padrón no ejercieron el derecho a sufragar. Justin Trudeau ganó con el 39.46% de los votos.
  • Chile. En 2017, la abstención redondeó un 54%. Sebastián Piñera en primera vuelta obtuvo 36.54%, en la segunda 54.58% (en esta ronda hubo nada más dos candidatos). El promedio entre las dos vueltas: 45.61%. Cabe acotar que Chile lidera el ránking regional de la abstención electoral desde que se incorporó constitucionalmente el voto voluntario.
  • Colombia. En 2014, Juan Manuel Santos fue elegido con un 59,90% de abstención en la primera vuelta, obteniendo el 25.69%; en la segunda, la tasa de abstencionistas llegó al 52,03%, y el colombiano llegó al 50.98%. Entre las dos vueltas, el porcentaje de abstención llega al 56%; el de votación a favor de Santos: 38.33%.
  • Costa Rica. En 2018, el abstencionismo se registró en 34,32%. Sin embargo, Carlos Alvarado ganó con el 24.91% de los votos.
  • Estados Unidos. En 2016, la abstención fue de 44,6%. Trump apenas tuvo un 46.09% de los votos electorales, un sufragio virtual e indirecto ya que la decisión soberana no recae sobre la población sino en un colegio electoral de 538 electores.
  • Honduras. A finales de 2017, la abstención llegó a rozar el 49%. Juan Orlando Hernández ganó con el 42.95% de los votos, en medio de un escándalo de fraude que dejó protestas, muertos y heridos.
  • México. El voto allí también es obligatorio, por lo que el 36,66% de abstención es un alto porcentaje que tuvo la elección presidencial en 2012. Enrique Peña Nieto ganó con el 38.21%.
  • Panamá. En 2014, la abstención fue de 23,22%, con el factor de que en ese país también el voto es obligatorio. Juan Carlos Varela ganó con el 39.07%.
  • Paraguay. Otro país donde se vota obligatoriamente, en 2018 se abstuvo un 38,6% del padrón electoral. Mario Abdo Benítez ganó con el 46.44%.
Del presidente de Brasil no hay dato registrado, aunque allí el sufragio es obligatorio, ya que Michel Temer no fue elegido por los votos: más bien ascendió al cargo de la Presidencia a través de un golpe de Estado a Dilma Rousseff.
Así, se entiende el doble rasero de la mayoría de presidentes del Grupo de Lima, pues la impopularidad de sus candidaturas a la hora de las elecciones es bastante más elocuente que lo proyectado narrativamente contra Nicolás Maduro y las instituciones venezolanas en general.
Todo esto denota que los actores y factores de la intervención más los partidos de la abstención en el exterior buscan, no una solución electoral a la resolución de los conflictos políticos como siempre lo sugirió el Gobierno Bolivariano, sino una medida de fuerza acompañada de asfixia económica y financiera sobre Venezuela.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

La cultura de la resistencia

  Por   Ramzy Baroud   Fuentes:  CounterPunch Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens La resistencia no es una banda de hombres...