jueves, 3 de mayo de 2018

NO HAY QUE PARECER, TAMBIÉN HAY QUE SER


POR PEDRO FARIAS
 Es casi imposible llamarse revolucionario y no conocer la historia y anécdotas del Che, el hombre que nunca huyo de sus responsabilidades con la liberación ideológica del mundo, sumergido cada vez mas en la teoría inhumana del capitalismo, donde tenía como base que todo buen socialista antes de todo tenía que ser un verdadero humanista, alguien que amara a su prójimo y que pensara que el no estaba bien si el otro pasa penurias en su hacer diario. El Che nunca tomo nada para él, si esto le carecía a los demás, su integridad era de un ser totalmente desprendido de todo beneficio exagerado que lo llevara a cambiar su ideal de revolucionario socialista, eso era la mayor muestra de moral y lealtad a sus ideales por los que vivió y murió ese fatídico 9 de octubre de 1967 en la Higuera, Bolivia.

Hace poco un amigo me decía que estábamos como en Cuba de los años 60 a principios de la Revolución cubana, donde carecían de todo, y yo lastimosamente le decía que ellos tenían una ventaja y era al Che como Presidente del banco de Cuba y después Ministro de Industrias, donde su supervisión y modelo de trabajo innovador dieron la carga ideológica al pueblo cubano para resistir y avanzar ante los ataques despiadados del imperio del norte.

Ahora pienso que si en este proceso revolucionario venezolano, además de Chávez o el incansable Maduro, tuviéramos uno o varios parecidos al Che, quizás no habría militares negociando con los productos del pueblo o funcionarios del INTI mandando campesinos a invadir fincas de terratenientes y después cobrarles vacuna para sacar con maltratos a los mismos campesinos, supiéramos con exactitud todas las empresas con dolares asignados en CADIVIS o fiscales multimillonarios que le aplican todo el peso de la ley algún ladronsillo de celular y dejan libres y con muchos beneficios a grandes corruptos o narcotraficantes y otras cosas más que tanto daño le hacen y están haciendo a nuestro hermoso país y su gente.

Un buen dirigente en este proceso debe respetar al pueblo, porque mientras mas calidad tenga la gente en su forma de vida se siente mas respetado por su gobierno y lo apoya con un grado de pertenencia incondicional, representando esto como un estimulo moral que debe educar la conciencia colectiva de que gracia a sus cuadros políticos responsables, honestos y desinteresados en poder administrativo tiene una buena condición de existencia y que estos beneficios no le caen del cielo, si no que son gracias a un grupo de hombres y mujeres que representan al proceso revolucionario y al estado.

Como descifra y entiende un dirigente político que representa a la revolución en un cargo público el sentir y padecer de las masas, no es mas que andando entre ellos, como saber que los hospitales fallan, asistiendo a ellos y no creerse privilegiado en costosas clínicas, como ven que la educación y escuelas tienen problemas pedagógicos y estructurales, inscribiendo a los hijos en instituciones publicas y no en privadas de lujos, como saber lo que sufre la gente con el bachaqueo si son beneficiados por los grandes comerciantes para callarles la boca, como saber del trabajo del pueblo,sencillo trabajando con ellos como lo hacía el Che.

Cuando eran joven siempre tenía en mi mente las palabras de Allende “ser joven y no revolucionario es una contradicción hasta biológica” pero ahora me gustaría repetirle a estos falsos dirigentes locales en algunos casos, “que ser revolucionario y estar pensando en lujos a costa del pueblo, quitándoles los taxis, los sueldos, los beneficios, etc. es una contradicción mental, social, moral, ética y biológica”.

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