POR PEDRO FARIAS
Es
casi imposible llamarse revolucionario y no conocer la historia y
anécdotas del Che, el hombre que nunca huyo de sus responsabilidades
con la liberación ideológica del mundo, sumergido cada vez mas en
la teoría inhumana del capitalismo, donde tenía como base que todo
buen socialista antes de todo tenía que ser un verdadero humanista,
alguien que amara a su prójimo y que pensara que el no estaba bien
si el otro pasa penurias en su hacer diario. El Che nunca tomo nada
para él, si esto le carecía a los demás, su integridad era de un
ser totalmente desprendido de todo beneficio exagerado que lo llevara
a cambiar su ideal de revolucionario socialista, eso era la mayor
muestra de moral y lealtad a sus ideales por los que vivió y murió
ese fatídico 9 de octubre de 1967 en la Higuera, Bolivia.
Ahora
pienso que si en este proceso revolucionario venezolano, además de
Chávez o el incansable Maduro, tuviéramos uno o varios parecidos al
Che, quizás no habría militares negociando con los productos del
pueblo o funcionarios del INTI mandando campesinos a invadir fincas
de terratenientes y después cobrarles vacuna para sacar con
maltratos a los mismos campesinos, supiéramos con exactitud todas
las empresas con dolares asignados en CADIVIS o fiscales
multimillonarios que le aplican todo el peso de la ley algún
ladronsillo de celular y dejan libres y con muchos beneficios a
grandes corruptos o narcotraficantes y otras cosas más que tanto
daño le hacen y están haciendo a nuestro hermoso país y su gente.
Un
buen dirigente en este proceso debe respetar al pueblo, porque
mientras mas calidad tenga la gente en su forma de vida se siente mas
respetado por su gobierno y lo apoya con un grado de pertenencia
incondicional, representando esto como un estimulo moral que debe
educar la conciencia colectiva de que gracia a sus cuadros políticos
responsables, honestos y desinteresados en poder administrativo tiene
una buena condición de existencia y que estos beneficios no le caen
del cielo, si no que son gracias a un grupo de hombres y mujeres que
representan al proceso revolucionario y al estado.
Como
descifra y entiende un dirigente político que representa a la
revolución en un cargo público el sentir y padecer de las masas, no
es mas que andando entre ellos, como saber que los hospitales fallan,
asistiendo a ellos y no creerse privilegiado en costosas clínicas,
como ven que la educación y escuelas tienen problemas pedagógicos y
estructurales, inscribiendo a los hijos en instituciones publicas y
no en privadas de lujos, como saber lo que sufre la gente con el
bachaqueo si son beneficiados por los grandes comerciantes para
callarles la boca, como saber del trabajo del pueblo,sencillo
trabajando con ellos como lo hacía el Che.
Cuando
eran joven siempre tenía en mi mente las palabras de Allende “ser
joven y no revolucionario es una contradicción hasta biológica”
pero ahora me gustaría repetirle a estos falsos dirigentes locales
en algunos casos, “que ser revolucionario y estar pensando en lujos
a costa del pueblo, quitándoles los taxis, los sueldos, los
beneficios, etc. es una contradicción mental, social, moral, ética
y biológica”.
No pasarán
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