La corrupción no es admisible. La corrupción se denuncia… de lo contrario no te quejes.
La corrupción
que se entiende en el ámbito popular se achaca al detrimento político y
económico por regla general, craso error, dado que así se olvidan otros
tipos que corresponden a infringir daño voluntario y atentar contra la
dignidad de una persona, toda o parte de la colectividad, ya sea global o
segmentada.
Existen otras corrupciones a escala inmoral como la politica también lo es, ciñiéndola a la corrupción de menores, el tráfico y abuso de niñ@s, la pedofilía como práctica incluso virtual, la violencia, el estupro y la prostitución sexual.
Si
las penas de corrupción se amplían, debería tenerse en cuenta la
modificación del código penal, ya que corrupción sí es para alterar o
perjudicar la vida de los demás, también significaría aplicarse a los
que mienten con fines que pueden lastrar a la ruina a un individuo o a
una familia, a la propia injusticia mal aplicada y sin garantías, abusos
de cualquier signo, el robo, el plagio, la violencia de género, los
insultos verbales, la manipulación de las personas para alterar los
bienes y cosas. En definitiva, todo cuanto sirva para penalizarse en un
contexto similar al término corrupción, que la mayoría de las veces
queda obviado para remitirlo a causas de juzgado de menor grado.
Atentar contra la dignidad de las personas no puede conllevar una mera amonestación.
Corrupción
es la descomposición material en lo orgánico, pero también en lo
intelectual o aquella que afecta a intereses demostrados, rápida o lenta
de una o del conjunto de personas. Es un acto de podredumbre,
degradación y degeneración de los actos acordados que no se cumplen tal
se han establecido. La corrupción es depravación de los intereses
públicos y privados de las personas, con miras a conseguir una máxima
explotación, a la que habría de añadirse perversión, inmoralidad, vicio y
libertinaje ya sean evidentes o simulados, con una carga añadida cuando
se demuestra que ha servido para alterar la calidad, el bienestar y la
confianza de las personas.
La corrupción degrada
si se demuestra el sentido de la Justicia y la confianza que debe
tenerse en la misma, cuando se observan signos inequívocos de ser
partidista, lo que nos convertiría en víctimas propiciatorias por
resultados inexcusables de prevaricación, cohecho o soborno, o
simplemente por aplicar una praxis no ajustada a derecho.
Corrupción
desde el punto de vista ético es eludir y vilipendiar la confianza
otorgada de las personas, la malversación planeada, demostrando que se
han cosechado intereses ajenos, expropiación y saqueo del erario
público, así como los daños sociales y exigentemente punitivos descritos
anteriormente.
Corrupción
es esclavizar, abonar salarios injustos, eludir la seguridad social,
defraudar en el ejercicio contable los impuestos, es decir, contradecir
las disposiciones de las leyes civíles en cualquier punto de sus
contextos.
La
corrupción ha existido desde que el reptíl convenció a Eva para tentar a
Adán para que diese una “dentellada” a la manzana del árbol prohibido.
¿
Cómo ponerle prevención o freno a la corrupción ?. Difícil
contestación, pero bastaría con insistir en que la palabra corrupción
podría ser materia de educación como una asignatura a valorar cada día,
lo que significaría que ese arma cultural tuviese munición suficiente y
la paciencia de apuntar bien para no malgastarla, interponiendo medidas
básicas para su completo y complejo entendimiento, para investigar,
descubrir, denunciar y repudiar todo lo que conlleva un perjuicio del
que no podemos vacunarnos superficialmente, aún suponiendo que tengamos
la certeza y carezcamos de pruebas..
La corrupción se combate
con un sentido de solidaridad para atajar cualquier conato de
tentación, evitando diferencias, conflictos y problemas entre quienes
mejor se conocen, o se manifiestan qe pueden hacer mucho por la
colectividad, lo cuál no es óbice ni valladar para que los mecanismos de
control se pongan en funcionamiento desde el primer momento, ya sea en
instituciones públicas o privadas.
Las consecuencias de la corrupción
son graves, en el panorama nacional por el enmascaramiento de pedidos,
cobros y pagos maquillados que soportan una carga adicional que se
añadirá inadecuadamente al servicio y trabajo, lo que repercutirá en
presupuestos alzados que dañarán mayormente los servicios de sanidad,
educación y fomento principalmente. Y éste mismo sentido lo podemos
extrapolar a la rutina comercial de cualquier empresa de producción y/o
servicios, que puede alterar la calidad del producto a una sociedad a la
que puede engañarse a través de la publicidad.
Muchas
veces olvidamos que existen organismos que pueden paliar el
desvencijado estado de los derechos contra la corrupción, como podría
ser la intervención de T.I. Transparencia Internacional, una
institución plenamente identificada por la sociedad civíl y privada, así
como la de gobiernos concienciados, los más que hacen insistiencia en
promocionar la necesidad de adhesión cuando hablamos de una
implementación anexa a la democracia que necesita control y obediencia,
tal como se expresa en la cita :
“La mujer del César no solo debe serlo , sino parecerlo”.
Transparencia internacional (T.I.) es la única organización no gubernamental a escala universal dedicada completamente a combatir la corrupción.
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la corrupción no es labor ni será una tarea fácil, pero es
responsabilidad de todos, de los gobernantes, de los medios de
comunicación, de las instituciones, escuelas y especialmente de los
progenitores ya que ellos son los principales educadores, que con su
honrada vida han de mostrar el camino que a sus hijos les llevará a ser
personas integras, que utilicen sus valores para dignificar la realidad
de los principios que deberían regir en la sociedad, sin una lacra que
perjudica sin límite ni medida a los más débiles.
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