Por Julia Cardozo
Cada vez es más común que el periodismo colombiano divulgue noticias y opiniones alarmistas e interesadas sobre la situación en Venezuela. Titulares como “Nicolás Maduro ha sido condenado a 18 años de prisión” (El Mundo); “Maduro pierde a Citgo y su caída se acerca más”; “La peste” (El país), ya son habituales.
Pero desde hace aproximadamente un año el tema favorito de los medios y la élite política del hermano país, ha sido la migración de venezolanos y la supuesta crisis humanitaria creada por los desplazamientos.
Pero la línea de estos medios llegó a lo que parece ser el colmo del desespero o la estupidez con “noticias” como la publicada por Caracol en días recientes y cuyo titular es: “Denuncian desintegración familiar por éxodo de venezolanos”. En esta nota se afirman cosas como:
#Nacional | Aumentan casos de infidelidad por masiva llegada de venezolanos #CaracolEsMás>>> https://t.co/7zRbmIp12w
— Caracol Radio (@CaracolRadio) August 28, 2018
“A los problemas de inseguridad e invasión del espacio público por parte de los venezolanos, se suma que algunas mujeres del vecino país están desintegrando los hogares santandereanos y los casos de infidelidad han aumentado”.
La nota ha indignado a muchos compatriotas, pero también a muchos colombianos y colombianas como lo demuestran los comentarios de los lectores. Más allá, preocupa que medios criollos de la derecha como El Nacional, han replicado la nota sin ninguna vergüenza y en un claro irrespeto en particular para la mujer venezolana.
Es de resaltar lo perverso de la línea mediática colombiana sobre la situación en Venezuela: culpan a la migración de la xenofobia y la discriminación que ellos mismos provocan mediante la cobertura que hacen.
De hecho, la noticia daría para el ejercicio del sentido del humor sino fuese por las graves consecuencias que tiene y puede tener. Más allá del odio y la discriminación que promueven, todo parece indicar que la línea comunicacional en cuestión apunta a justificar una intervención al país petrolero.
Por otra parte ¿seguirá la dirigencia política neogranadina atizando el rencor y promoviendo una intervención al país?
Todo parece indicar que la respuesta será positiva. En el contexto latinoamericano actual y tras un breve giro a la derecha obtenido en algunos casos mediante elecciones, parece que a la oligarquía continental se le está yendo de las manos la situación interna en sus respectivos países.
La victoria de López Obrador en
México, la crisis económica que azota al pueblo Argentino, las
reiteradas denuncias de corrupción en Brasil y el aumento de la
popularidad de Lula Da Silva, la irrisoria popularidad del gobierno
peruano, todo esto deja a la oligarquía Colombiana como el sostén de la estrategia antivenezolana.
Lo anterior no se debe a que la
popularidad del gobierno colombiano, presidido por Ivan Duque, esté en
ascenso. Que va en sentido contrario lo prueba el hecho de que el mentor
político de Duque, Uribe Vélez, haya tenido que salir a proponer un
aumento de salarios ante la ola de protestas y pérdida de prestigio que rápidamente afecta a Duque.
La fortaleza del gobierno colombiano está en lo sólido del sistema represivo estatal y paramilitar, apoyado por siete bases militares estadounidenses, que las élites de aquel país han implantado a lo largo de 50 años de violencia.
Entre tanto, los venezolanos tendrán que desarrollar su tolerancia y sentido del humor mientras buscamos una salida a nuestra situación nacional.
Es posible que pronto leamos titulares como: “Más de 30 millones de venezolanos han migrado a Colombia”; “Caníbales venezolanos muertos de hambre acaban con poblados colombianos”; “Aumentan las ventas de viagra en Colombia ante la llegada de mujeres venezolanas” o “Migrantes venezolanos promueven xenofobia y delincuencia contra ellos mismos”.
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