La industria humanitaria hace circular 150 mil millones de dólares al
año, su motor principal es la pobreza y su maquinaria clave son las
organizaciones no gubernamentales (ONGs). Estas pueden compararse con
las grandes corporaciones: tienen que vencer a la competencia asegurando
la mayor cantidad de donaciones para arrebatarle mercados a
otras organizaciones.
El 80% de los fondos de las
ONGs proviene de gobiernos. Los tres donantes más grandes del planeta
son Estados Unidos, la Unión Europea y Gran Bretaña. Esto les permite
decidir cómo y dónde se invierte, en consecuencia, no eligen a los
países más pobres sino donde tienen una agenda política.
Estos
fondos públicos transferidos a sectores privados no sólo sirven para
industrializar la corrupción neoliberal, sino para potenciar mecanismos
de intervención internacional que evadan a los Estados-nación en favor
de los juegos de poder desarrollados por sectores económicos
transnacionales.
Sobre esto, a continuación tres casos emblemáticos.
El pozo sin fondo de las ONGs en Haití
Más
de 10 mil organizaciones de ayuda humanitaria arribaron al país
caribeño después del fulminante terremoto de 7.0 grados que sacudió
Puerto Príncipe el 12 de enero de 2010. Las donaciones superaron los 9
mil millones de dólares y muchas de esas organizaciones ejecutaron sus
proyectos mediante empresas privadas y sin ningún tipo de contraloría
del gobierno local.
En 2016, el huracán Matthew dejó cientos de muertos, 1,4 millones de damnificados sin agua ni alimentos, varias localidades quedaron completamente destrozadas, sobre todo en el suroeste del país. A seis años del terremoto más de 60 mil haitianos aún vivían en casas temporales, con acceso limitado o nulo a servicios sanitarios ni médicos. El llamado inmediato de la Organización de Naciones Unidas (ONU) fue pedir un aporte urgente de otros 120 millones de dólares para aliviar la emergencia en la nación más pobre del hemisferio occidental.
Una significativa parte de las
ONGs con sede en Puerto Príncipe, la
capital haitiana, solicitaron contribuciones a través de sus sitios web,
y helicópteros del gobierno estadounidense llegaron con cargamentos de
agua y arroz, como en 2010.
Más de 99% del dinero terminó en las
cuentas bancarias de las ONGs, juntas tenían más dinero que el gobierno
de Haití y las autoridades locales que apenas recibieron algo de esa
ayuda. A pesar de los miles de millones de dólares donados desde el
terremoto de 2010 cabe preguntarse por qué Haití no estaba mejor
preparado para la tormenta que llegó seis años después.
Un
ejemplo entre muchos: la Fundación Clinton ayudó a sus donantes a
beneficiarse del terremoto, la Fundación Bill y Melinda Gates y USAID
establecieron la Iniciativa de Teléfonos Móviles en Haití. En enero de
2011, la empresa Digicel del multimillonario irlandés Denis O'Brien
recibió el primer premio de 2.5 millones de dólares para que los
haitianos pudieran recibir dinero a través de una red de telefonía
móvil. En 2012, sólo dos años después del terremoto, la operación de
Digicel en Haití obtuvo un beneficio de 86 millones de dólares de los
439 millones de dólares en ingresos en 2012.
O'Brien donó entre 5
y 10 millones de dólares a la Fundación Clinton. En octubre de 2010,
dos meses antes de que Digicel recibiera el dinero para ayudar a Haití,
la compañía patrocinó un evento en Jamaica donde a Bill Clinton le
pagaron 225 mil dólares para dar un discurso.
En julio de 2017 el
ex funcionario haitiano Klaus Eberwein se presentaría ante la Comisión
de Ética y Anticorrupción del Senado estadounidense para declarar contra
la Fundación Clinton por la supuesta apropiación de las donaciones
internacionales, pero no pudo ni podrá, ya que en esos días apareció su
cuerpo sin vida con un disparo en la cabeza en un motel de Miami.
Somalia: piratería, hambruna y desvío
En
2010, un informe de la ONU alertaba cómo al menos la mitad de la ayuda
humanitaria a esta nación del cuerno africano estaba siendo
desviada. Sus destinatarios eran contratistas corruptos que la vendían
al mejor postor, grupos sectarios islamistas y hasta los propios
cooperantes de Naciones Unidas. El documento aseguraba además que el
gobierno somalí colaboraba con los piratas y les proporcionaba visados
para viajar a Europa.
Dicho informe recomendaba al secretario
general Ban Ki Moon la apertura de una investigación interna inmediata
para aclarar lo ocurrido. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) no sale
bien parado como responsable del reparto de la ayuda humanitaria en
Somalia. Dicho organismo de la ONU, al que se destinaban 485 millones de
dólares para paliar el hambruna de 2.5 millones de personas, aparecía
como responsable del saqueo y la colaboración con carteles corruptos de
distribuidores en todo el país.
El PMA fue calificado como un
organismo descompuesto según el documento. "Algunos recursos
humanitarios, sobre todo comida, han sido destinados a los militares" y
"un puñado de contratistas somalíes han organizado un cartel que se ha
convertido en traficantes de poder [algunos de ellos canalizan sus
beneficios o la ayuda en sí a grupos y milicias opuestas al gobierno]".
Allí
se acusa también al gobierno somalí de enviar piratas a Europa en
comitivas oficiales del gobierno. "Ministros somalíes, miembros del
Parlamento, diplomáticos y agentes freelance han convertido el acceso a
los visados en un negocio en alza, al que sólo puede tener alcance los
piratas", dice una parte del texto en el que se afirma que los
pasaportes habrían costado entre 10 mil y 15 mil dólares.
Tanto
el gobierno somalí como el PMA negaron la información, mientras los
constantes rumores sobre el reparto de la ayuda humanitaria en Somalia
provocaban situaciones como el retraso de nuevos cargamentos por parte
de Estados Unidos.
Curiosamente la Secretaria de Estado de los
Estados Unidos en 2010 era Hillary Clinton, sin embargo, años más tarde,
específicamente en 2015, K'naan Warsame, un artista de hip-hop y
defensor de los piratas somalíes participó en la conferencia de Clinton
Global Initiative en Marruecos. "A mucha gente no le agrado por decir
esto, pero yo apoyo a los piratas", dijo K'naan en una entrevista de
radio en 2009, argumentando que la piratería "realmente nos ayudó a
limpiar nuestro medioambiente" al sostener barcos para rescate,
incluidos algunos que arrojan desechos tóxicos fuera de la costa somalí.
Danza de dólares y sobreprecios en Siria
La
Resolución 2165 del Consejo de Seguridad de la ONU en julio de 2014
permitió explícitamente a las agencias de la ONU entregar ayuda a través
de las fronteras internacionales de Siria. Sin embargo, las ONGs
internacionales han estado trabajando de esta manera desde al menos
2012.
La mayoría de la ayuda en las áreas controladas por la
oposición de Siria se envía a través de las fronteras desde Turquía,
Jordania y ocasionalmente Líbano. El valor de la ayuda transfronteriza
formal de los principales donantes es de al menos 500 millones de
dólares por año.
La cadena de suministro involucrada es un gran
negocio. Los bienes y servicios adquiridos por el sistema de la ONU en
Turquía aumentaron a medida que la guerra de Siria se alargaba: compró
bienes por valor de 339 millones de dólares a Turquía en 2014, por
encima de los 196.7 millones de 2013 y 90 millones de 2012.
En
2016 se suspendieron temporalmente millones de dólares para las
principales organizaciones de "ayuda humanitaria" que trabajan en Siria
tras revelaciones de corrupción sistémica. Una investigación de la
Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID)
reveló planes de manipulación de licitaciones y de sobornos que
involucraban a 14 organizaciones e individuos con sedes en las vecinas
Turquía y Jordania.
La Oficina del Inspector General de la USAID
anunció además que el dinero para algunos grupos de ayuda se habría
suspendido. Se trataba de una red de vendedores comerciales y empleados
de ONGs que se confabularon para participar en la manipulación de
licitaciones y múltiples planes de sobornos relacionados con los
subsidios de ayuda humanitaria siria.
La clave del esquema
delicuencial giraba en torno al sobrepago de bienes comprados en
Turquía. Se encontró que las personas que trabajaban para las ONGs
pagaban precios elevados por productos de baja calidad. Estos bienes
incluían elementos esenciales como mantas destinadas a civiles en Siria.
La investigación encontró que los miembros del personal de las ONGs
eran participantes activos en el esquema de pago en exceso, recibiendo
sobornos de los vendedores que vendían los productos.
Las tres
ONGs involucradas crecieron rápidamente desde el comienzo de la guerra
en Siria, impulsada en parte por fondos para la ayuda transfronteriza de
los Estados Unidos y el Reino Unido. Los ingresos de Cuerpo Médico
Internacional (IMC por sus siglas en inglés, con base en Estados Unidos)
aumentaron más del doble, a 232 millones de dólares, entre el año
fiscal 2011-2012 y 2014-2015. Los ingresos de GOAL (irlandesa)
aumentaron un 94% solo entre 2013 y 2014. El Comité Internacional de
Rescate (IRC por sus siglas en inglés), el más grande de los tres en
términos de ingresos, llegó a administrar más de 500 millones de dólares
en fondos anuales.
Un ejemplo: dos miembros del IRC aceptaron
sobornos de los vendedores a cambio de subcontratos del grupo de ayuda.
En otro caso, una organización obtuvo un beneficio de 106 mil dólares
mediante la manipulación de los contenidos de más de 55 mil canastas de
alimentos que distribuyó. La organización no identificada acordó no
cobrar por el dinero perdido por USAID y el vendedor fue suspendido.
Las
investigaciones llevaron a 239 millones de dólares en fondos
suspendidos del programa, 35 decisiones de suspensión o inhabilitación
de la agencia y 19 renuncias, rescisiones o suspensiones de personal. En
un caso, una terminación parcial de un programa llevado a cabo por un
"grupo sin nombre" significó que casi 1 millón de dólares en productos
farmacéuticos no se compraran. El medio IRIN entiende que al menos 800
personas involucradas en contratos de IMC en Turquía fueron despedidos
debido a la suspensión de USAID.
Mirando hacia Venezuela
La
industria humanitaria ha venido alistando su esquema desfalcador para
incluir a Venezuela dentro de su lógica de diagnóstico e intervención,
mientras en el ámbito geopolítico se crea y dinamiza la crisis mediante
ataque a la moneda y bloqueo financiero. Por otro lado, se busca la
intervención a través de programas y canales humanitarios que evaden el
control estatal.
En el caso venezolano han circulado hacia
Colombia y Brasil cantidades ingentes de dólares, así lo anunció el
vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en el marco de una reunión
con voceros del antichavismo, quienes evidentemente poseen injerencia
sobre dichos fondos y ya se pelean por el manejo de los mismos.
En
medio del dispositivo mediático sobre la migración venezolana una
portavoz del ACNUR anunciaba en mayo que tenían "una drástica falta de
fondos" mientras solicitaban a los Estados 46 millones de dólares, ya
que solo contaban con un financiamiento del 7%. Sin embargo, 35.1
millones de euros fueron prometidos por la Unión Europea (UE) para
atender los casos de venezolanos autoexiliados a países vecinos.
En
julio pasado, Martha Youth, directora del Buró de Población, Refugiados
y Migración del Departamento de Estado
norteamericano, detalló que en 2017 Washington contribuyó con más de 30
millones de dólares para asistir a los refugiados venezolanos, y
que hasta esa fecha la asistencia fue superior a los 20 millones de
dólares. De esa cifra, 12 fueron destinados a través de ACNUR y 8.1 a la
Organización Internacional para las Migraciones (OIM). Sostuvo que se
trata del "desplazamiento más grande de la región", obviando las mismas
cifras de ACNUR sobre el desplazamiento en Colombia.
No se tienen
detalles de dónde y cómo se distribuyen esos fondos, en el ámbito
global las ONGs vinculadas a estas actividades carecen de mecanismos
claros de contraloría o fiscalización, lo cual ha sido reconocido por
muchas de ellas y por una en particular: Transparencia Internacional.
En
2012, el entonces secretario general de la ONU, Ban
Ki-moon, afirmaba que el 30% de la ayuda al desarrollo no logró llegar a
"su destino final" debido a la corrupción. No sería extraño que eso
esté ocurriendo en torno al asedio que se viene estableciendo contra
Venezuela, donde el río revuelto pudiera estar generando jugosas
ganancias para franquicias humanitarias.
Fuente: MisionVerdad
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