sábado, 22 de septiembre de 2018

ANALISTAS NO CONCUERDAN SOBRE IMPACTO EN EL TIEMPO DEL PLAN DE RECUPERACIÓN ECONÓMICA.

Ya va a cumplirse un mes de las medidas anunciadas por el Presidente Maduro que incluyeron un ajuste en el precio del dólar, el de la gasolina y un sustancial aumento de sueldos.
Rodeadas de temores y esperanzas extremas la nueva política económica que según muchos es un giro radical ya tiene varias semanas rodando
¿Cómo fue recibida y cuáles han sido sus resultados?


Con apenas un mes de tomadas las medidas todavía hay muchas cosas que no están claras. Por ejemplo, apenas ha pasado la primera quincena con el aumento y no hay cifras todavía de cuantas empresas han cerrado o reducido personal.
En la economía Venezolana el aumento tiene varias implicaciones: dentro del sector formal cómo lo asimilarán los pequeños negocios, que son los principales empleadores y sobre todo el sector terciario que es el más grande.
También está la cuestión del sector público, que tiene que recalcular completamente los salarios, incluidos los de muchos trabajadores agremiados, como los docentes universitarios, que ya están haciendo reclamos por la nueva tabulación.
Aunque los cálculos no se muestran prometedores será en los próximos meses que se vea si los aumentos de la recaudación fiscal efectivamente permiten cubrir el aumento salarial del sector público sin ahondar el déficit.
El asunto de los precios y desabastecimiento es más complejo: la combinación de los bonos, el pago de las pensiones y el Plan 50 de los precios acordados aparentemente permitieron que aumentaran las compras y el consumo en los días siguientes a los anuncios de Maduro. Sin embargo, como ha ocurrido en años recientes, la severa aplicación de la regulación llevó a que muchos productos se desaparecieran de las tiendas, especialmente la carne, el pollo y los huevos.
El control de precios, que se supone es flexible, en todo caso no podía ofrecer más que un alivio temporal dado que al no haberse incrementado la oferta de productos básicos vía la importación o la producción y con la reducción del déficit apenas iniciada no hay razón alguna para que bajen los precios.
Hay noticias y rumores persistentes no solo de acaparamiento de reses vivas o muertas en el interior del país sino de robo o expropiación de las mismas por gobiernos locales o fuerzas militares, lo que acaso revela una situación crítica de disputa por un bien escaso.
Falta por ver si las subastas constantes en el mercado cambiario logran incrementar las importaciones tanto de productos terminados como de insumos para su producción local.
Esto lleva al asunto decisivo del dólar. Por primera vez en muchos años el dólar paralelo se ha estabilizado en 105 bs de promedio (es que de hecho existen ahora varios dólares paralelos) en lo que ha sido la victoria más clara del gobierno desde el pasado 23 de agosto, pero esto solo fue posible cuando se empezó a sincerar su precio y a abandonar la política cambiaria de la dupla Chávez-Giordani y, con ella, el paradigma del estatismo duro que fue una marca de identidad para el chavismo desde 2003 y, sobre todo, en el segundo gobierno de Hugo Chávez.
En todo caso el paralelo es todavía casi el doble del Dicom que permanece todavía alrededor de 60 soberanos por dólar.

Chinese connection

 En todo caso aparte de la política monetaria, hace falta un aumento de la producción e importación de bienes para superar la situación de penuria en que el país entró desde 2014. Eso, en efecto, es imposible sin préstamos e inversiones que se hacen más difíciles por las sanciones.

Casi sin más recursos que los del subsuelo (es decir, riqueza potencial) el gobierno se ve tentado a recurrir a esas riquezas tomando decisiones sobre recursos naturales y territorio que, según algunos analistas, pueden ser gravosas para el país en el futuro tanto en el terreno financiero como en el ecológico.
En otro triunfo inesperado el gobierno de Maduro logró un préstamo de China por 5000 millones de $ destinado a reactivar la industria petrolera cuya producción está alrededor del millón de barriles.
Aunque la recuperación de la producción puede ser la vía para una salida real a la crisis el hecho es que la misma está tan avanzada que probablemente harían falta otros varios préstamos para servicios públicos, infraestructuras e industrias para superarla del todo.
Entre tanto, y tras un mes de uno de los eventos económicos más importantes en la historia de la V República el futuro de la economía venezolana sigue siendo de pronóstico reservado.

La recepción

Si excluimos las posturas poco objetivas o fanáticas (“ganamos la guerra económica”, “viene la catástrofe”) las posturas sobre las medidas son más diversas de lo que parece y van desde el rechazo total hasta la aceptación de una parte o de sus objetivos.

Izquierda

En una entrevista con Supuesto Negado el constituyente y economista Jesús Faría, quien en los meses anteriores había exigido medidas de liberalización del mercado cambiario y se había opuesto a propuestas muy estatistas de economistas cercanos al gobierno manifestó un apoyo completo a las medidas a las que respaldó globalmente: 
“Es un programa muy completo y coherente, que se ajusta a las necesidades de la economía y a las realidades del país. Sobre todo tiene una gran virtud: además de atacar los desequilibrios y las distorsiones económicas tiene un sentido social muy amplio, arraigado y claro…”.
A Farías no se le escapan lo Sui Generis de las decisiones de Maduro por lo que afirmó que “De alguna manera, esta corrección que ha lanzado el Gobierno se inspira en el modelo heterodoxo, pero es algo completamente original”.
Pero en estos tiempos ya ni la izquierda ni el chavismo tienen la unidad monolítica que tuvieron o la que aspiraron tener hace algunos años.
Y así como el gobierno y los economistas oficialistas introdujeron en su vocabulario términos como “liberalización” y “disciplina fiscal” en este panorama completamente nuevo, la oposición de los economistas de izquierda las medidas no tiene que ver con que sean liberales o “de derecha” sino con que sean consistentes o adecuadas para la crisis.
Entre los chavistas críticos o disidentes el economista más influyente es Víctor Álvarez, defensor del “modelo chino” del socialismo de mercado quien en un artículo criticó fuertemente las medidas del gobierno por insuficientes y contradictorias entre sí.
A las fiscales, por ejemplo, las calificó de “inocuas”:
“…porque se aplican sobre una población empobrecida y sobre una base imponible cada vez más exhausta y pequeña. Esta recaudación no va a compensar los que el fisco dejó de percibir al exonerar de pago del ISLR a Pdvsa, sus filiales y las empresas mixtas y, por el contrario, contraerá aún más la demanda agregada y la producción”.
Desde el punto de vista fiscal sugirió:
“Comenzar por eliminar las exenciones y exoneraciones innecesarias, reducir el gasto público superfluo –entre ellos el gasto militar–, eliminar los ruinosos subsidios como el de la gasolina, y sustituir los ineficientes subsidios indirectos a los bienes y servicios por subsidios directos a las familias pobres”.
En el caso de la izquierda no chavista las críticas son parecidas: el economista Manuel Sutherland, de orientación marxista, planteo en un artículo para Nueva Sociedad varios cuestionamientos al anclaje monetario en el petro y al incremento salarial.
Sobre el petro aseguró que:
“…no existe, ya que el petróleo que la «sustenta» está a cientos de metros por debajo de la tierra en una zona donde no hay extracción ni procesamiento del mismo. Extraer ese petróleo extrapesado cuesta decenas de miles de millones de dólares que Petróleos de Venezuela no tiene. Para ser un respaldo real, el Petro debería ser canjeable por una cantidad de petróleo clara y específicamente establecida”.
Según Sutherland el tipo de cambio y el valor del petro fueron decididos de manera arbitraria, asegurando que aunque “sabiamente se derogó la Ley de Ilícitos Cambiarios” la medida es ambigua porque “no se anunció la eliminación del Control de Cambio ni se planteó un nuevo sistema de cambio libre”, cosa que ocurrió, sin embargo, luego de la publicación del artículo de Sutherland.
Por otro lado también cuestionó el aumento: “Aunque muchas empresas sobrevivirán a este incremento extrínseco en su nómina, es de esperar una fuerte ola de despidos, ya que casi ninguna empresa pequeña que no haga exportación puede soportar de un solo golpe una nómina 33 veces más alta”.

Derecha

Los economistas de derecha en Venezuela se inclinan al neoliberalismo aunque sus planteamientos no sean estrictamente los mismos que en los noventas.
Característicamente la principal vía de comunicación de los economistas opositores al gobierno es el Twitter, plataforma a través de la cual van tomando sus posiciones “en tiempo real”.
Alejandro Grisanti, afiliado al influyente grupo de Ecoanalítica, aunque no ahorró críticas a las medidas, en medio de una serie de trinos, también subrayó la ruptura que suponen:
“Los anuncios de NM son un cambio radical a la política económica de los últimos 20 años. Dolarización y fuerte incremento de impuestos. Dada la restricción externa parece poco probable que logren estabilizar”.
Curiosamente este economista liberal fue uno de los pocos que no cuestionaron el aumento salarial: “El incremento salarial, si bien fue brusco, era necesario. Nuestros trabajadores no podían ganar lo equivalente a menos de un kilo de arroz al mes”.
José Guerra, académico convertido en diputado tuvo una apreciación acaso más sensacionalista:
“#Madurazo. La tasa de cambio oficial saltó en un día de Bs 240.000 a Bs 6.000.000. Creo que pocas monedas se han depreciado tanto en el universo como este bolívar moribundo”.
El más influyente de este grupo es probablemente Asdrúbal Oliveros, quien se enfocó en los impactos fiscales e inflacionarios del aumento salarial:
“…lo anunciado (aumento salarial y bonos) permite deducir que el déficit no va a reducirse significativamente a pesar de la devaluación, nuevos impuestos y eventual aumento de gasolina. La meta de déficit cero no es creíble y por ende, tampoco la eliminación del financiamiento monetario”

Centro

Luis Vicente León, presidente de Datanalisis, se ha desviado de las opiniones predominantes de la oposición en el pasado, lo hizo una vez más al considerar acertadas las medidas económicas anunciadas por el Presidente Maduro:
“El gobierno ha reconocido la necesidad de anclar la economía a una variable externa a su control como el precio internacional del petróleo (una decisión acertada), pero lo hace camuflado en un vehículo bastante maltrecho en términos de confianza y viabilidad como es el petro”.
El economista explicó que la propuesta del cero déficit se contradice con el incremento salarial:
“No soy optimista con el impacto de los anuncios en el control efectivo de la devaluación, inflación e inversión en los próximos meses. Pero debo celebrar que el gobierno reconoció: 1) el dólar negro, 2) su irresponsabilidad fiscal y 3) parcialmente la importancia del mercado”.

El Plan

Las medidas son bastante variadas y tienen tres líneas; el ajuste cambiario, el precio de la gasolina y el aumento salarial.
La primera significó, en esencia, anclar el valor del bolívar al del petro (a razón de 3600 bs por cada petro) lo cual, a su vez, fijó el valor del dólar en 600 soberanos (dado que el petro equivale a un barril de petróleo a 60 dólares. Esto en el marco general de lo que el gobierno ha llamado “liberalización” del mercado cambiario.
La segunda fue llevar el precio de la gasolina a precios internacionales –aunque se ofreció un subsidio a todo el que tenga carnet de la patria– y, en general, un cambio en la política de congelar los precios de los servicios públicos.
La tercera ubicó el salario mínimo en medio petro, es decir, 1800 soberanos, un aumento sustancial del salario base.
Adicionalmente se fijó un sistema de “precios acordados” y se ofreció un subsidio de 90 días a los empresarios privados para que los precios no subieran. Se elevó el IVA y el presidente Maduro se planteó como meta llevar el déficit fiscal a 0.
Estas medidas han sido altamente polémicas y la discusión se ha centrado ya no solo en si son convenientes o qué impacto tendrán sino en si son coherentes entre sí.

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