jueves, 13 de junio de 2019

América Latina: ¡qué tontos que somos!

Por Rafael Cuevas Molina

Ahí está Míster Trump haciendo de las suyas de nuevo. Ahora amenazó con gravar las importaciones mexicanas si no no se cumplen sus deseos de reducir la inmigración a través de México.
Vano esfuerzo, Míster Trump, mientras haya un resquicio la gente seguirá llegando, porque las condiciones en las que vive son inhumanas. Es preferible enfrentar a sus huestes desplegadas en la frontera a seguir padeciendo día a día el infierno al que la someten.

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No solo ha amenazado a México sino que ha enviado tropas a Guatemala para que vigilen la frontera; y sigue terco con lo del muro mientras lanza imprecaciones a diestra y siniestra: nos ha llamado ladrones y asesinos; ha catalogado a nuestros países de agujeros de mierda.
A los venezolanos y a los cubanos los tiene cercados. No deja que lleguen alimentos ni medicinas. Sus secuaces recorren el continente tratando de aglutinar a las oposiciones mediocres, ambiciosas y dispersas que deberían derrocar a Maduro y tomar el poder.
Un auditorio de presidentes lambiscones y serviles escuchan lo que llegan a decirles los enviados del imperio. Son una corte de bufones que esperan anhelantes por la llegada del mensajero del emperador.
¿Cómo hemos podido cambiar tanto en tan poco tiempo? ¿Recuerdan la cara de desconcierto de Bush cuando, en Mar del Plata, él, que estaba presto para estampar su firma para certificar la creación del ALCA, se dio cuenta que eso no sucedería nunca?
¿Recuerdan ustedes a Barak Obama accediendo a que la OEA le pidiera a Cuba que regresara a su seno? ¿Ya no se acuerdan de los lamentos de estos que ahora se postran a los pies de los enviados de Míster Trump porque decían que los Estados (así, en apócope cariñoso, como a ellos les gusta decir) estaban viendo para otro lado y nos descuidaban?
Todo eso fue posible solamente porque estábamos unidos y teníamos un proyecto propio, independiente, que veían por nuestras necesidades y buscaba las posibilidades para impulsarlo.
¿Sería posible tanta bravata, pataleo y berrinche de niño maleducado si estas fueran nuestras condiciones actuales?¿Podría Míster Trump amenazar con atropellar a lo mexicanos con tanta soltura como lo hace ahora?
El señor Trump, el prepotente, el malcriado millonario acostumbrado a explotar y a tratar mal a sus empleados, arma su tinglado de circo decadente y recorre las barriadas a las que tan despectivamente se refiere porque sabe que solo encontrará serviles y mediocres yesmen que tiemblan cuando Míster Pompeo aparece en lontananza.
Otro gallo cantaría con nosotros unidos.

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