«El colegio debería compensar lo que le falta al niño al nacer y no lo hace», denuncia el pedagogo italiano
Una foto de 1944 con su grupo escolar de
infantil, en aquella Italia que Mussolini metió en el abismo de la II
Guerra Mundial. Está llena de niños de entre tres y cuatro años pero
ninguno de ellos sonríe. Contra esta imagen lleva luchando más de medio
siglo el pedagogo y dibujante italiano Francesco Tonucci, Frato (Fano,
1940). Desde que en 1968 dibujó la primera de sus famosas viñetas, en
las que los niños siempre cuestionan la forma de pensar de los adultos,
cada una de ellas ha sido y es un misil contra la línea de flotación de
la educación tradicional. «Todo lo que hago, incluso las viñetas, es
para denunciar la escuela triste», dice.

Francesco Tonucci, ayer en el Museo de las Ciencias

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