Sobre Venezuela vuela el águila que espera el premio carroñero de una guarida que intenta asesinar a la democracia […].
Estados Unidos busca en Venezuela lo mismo que se ha cansado de hacer
en la región: masacrar a los pueblos. Bastaría ver el mapa de HispanTV con
el historial de agresiones, que bajo cualquier motivo justificaba, y
justifica, el axioma de su política exterior: «América para los
americanos», instalado en la doctrina Monroe. Y para eso mueve su
poderosa maquinaria bélica contra el pacífico país. Lo hace para matar y
en esa acostumbrada postura, lo mismo le da un chavista, un opositor,
que el mismo peón de su ajedrez que es Juan Guaidó. Razón tenía Fidel:
«El que necesita las armas es el imperialismo, porque está huérfano de
ideas».
Sobre Venezuela, el ave de rapiña está dispuesta a regar muerte para
alimentarse de ella, pues la guerra es su modo de vida y se asienta
también en la mentira. Eduardo Galeano, al que le debemos Las venas abiertas de América Latina, las resume así:
«Las guerras mienten. Ninguna guerra tiene la honestidad de confesar:
yo mato para robar. Las guerras siempre invocan nobles motivos: matan
en nombre de la paz, en nombre de la civilización, en nombre del
progreso, en nombre de la democracia y, por las dudas, si tanta mentira
no alcanzara, ahí están los medios de comunicación dispuestos a inventar
enemigos imaginarios para justificar la conversión del mundo en un gran
manicomio y un inmenso matadero».
Cualquier semejanza con lo que vive hoy Venezuela no es pura
coincidencia. La prueba es la ayuda humanitaria, basada en esa misma
guerra, en su versión económica, que ha costado a ese país
30 mil millones de dólares. La supuesta asistencia, fuera de todos los protocolos humanitarios, es descalificada por la Cruz Roja Internacional y la ONU, y según una investigación realizada por el Centro Nacional para la Información Biotecnológica, de EEUU, las comidas enviadas a Colombia con destino a Venezuela son alimentos deshidratados y poseen dióxido de azufre, causante de dolores de estómago, erupciones en la piel y ataques de asma.
Se trata del mismo modus operandi usado en el mundo entero: campaña
de manipulación sicológica y propagandística para obtener el poder
político, promoviendo una guerra civil, con lo cual justificarían la
entrada de muerte y posterior miseria que han dejado en todo el planeta.
Están frescas aún en la memoria Yemen, Libia, Irak, Siria, República
Democrática del Congo. El homicida y mentiroso patológico es más
peligroso, porque su enfermedad terminal no tiene cura, ni en su propia
casa. La gestión de Donald Trump fue desaprobada por el 60% de los
estadounidenses a fines de 2018, de acuerdo con la cadena ABC y The Washington Post.
¿Con qué moral va a decir que un presidente con el 67% de aprobación es ilegítimo? ¿Alguien como Trump que, según datos de The Fact Checker, publicados por The Washington Post, hizo 4.229 declaraciones falsas en sus primeros 550 días de gobierno, puede ser tomado en serio?
Venezuela enfrenta a un imperio que no tiene idea de lo que son
capaces los pueblos […] y al decir de José Martí, «La verdad solamente
despierta una vez, y nunca muere».
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