Por Atilio A. Boron
Decíamos hace unos pocos días que el fiasco
con que terminó la operación “ayuda humanitaria” intensificaría la
agresividad de la Casa Blanca por la vía de atentados y sabotajes
selectivamente planificados para ocasionar el mayor daño posible a la
población y, de ese modo, desatar lo que según los expertos de la CIA y
el Departamento de Estado sería un masivo levantamiento popular en
contra del gobierno de Nicolás Maduro. (ver dicha nota titulada: “Trump:
la impotencia y la furia”, en https://www.pagina12.com.ar/179699-trump-la-impotencia-y-la… o también en http://www.atilioboron.com.ar/…/trump-la-impotencia-y-la-fu… y en ).
Numerosos informes y notas aparecidas en estos últimos días confirman
que el apagón fue precisamente producto de un atentado informático, obra
de hackers de alto nivel de sofistificación técnica. No viene al caso
dar mayores detalles del asunto pero basta con decir que un artículo de
la revista Forbes, insospechada de simpatías chavistas, si bien dice que
la causa más probable del apagón venezolano hayan sido fallas y
deficiencias en el mantenimiento de la red de represas no puede
descartarse que lo ocurrido hubiese sido parte de una operación del
gobierno de Estados Unidos dada la manifiesta beligerancia de la Casa
Blanca en contra de la República Bolivariana de Venezuela y la creciente
importancia que la ciberguerra ha adquirido en los círculos políticos y
militares de Washington. Según el autor de la nota, Kalev Leetaru, el
“cyber first strike” tiene por misión debilitar a un estado adversario
como preparación del terreno para una invasión convencional y el caos y
la anarquía generados pueden forzar el derrocamiento de un gobierno
extranjero sin que éste pueda acusar a su agresor. En artículo tiene un
tono muy cauteloso, pese a lo cual no omite decir que “en el caso de
Venezuela la idea de que un gobierno como el de Estados Unidos pueda
interferir a distancia en su red eléctrica es completamente realística.”
(https://www.forbes.com/…/could-venezuelas-power-outage-re…/…)
En efecto, el ataque se dirigió al cerebro informatizado de todo el
sistema eléctrico venezolano. Como lo comenta un experto de ese país, El
Guri es después de Itaipú la central hidroeléctrica más grande de
Sudamérica (Venezuela tiene aparte otra gran represa, la de Macagua,
también afectada por el ataque) y la cuarta a nivel mundial y es
controlada en su casi totalidad por sistemas robotizados de
apertura/cierre de compuertas del flujo hídrico que alimentan las
turbinas generadoras de electricidad. Los sofisticados protocolos de
seguridad del sistema, elaborados conjuntamente por la empresa estatal
venezolana con otras dos privadas de origen europeo, fueron rebasados
por una ofensiva fenomenal de “millones de incursiones por segundo de
manera simultánea y multiubícua” que lograron penetrar los sistemas de
seguridad de la enorme represa. Esta no es una tarea de aficionados, ni
algo que Guaidó y sus rústicos compinches pudieran haber hecho desde
Venezuela. Esto es guerra cibernética, la guerra de quinta generación
cuyo objetivo es la destrucción física del territorio de una nación y de
la nación misma, la quiebra definitiva de una conciencia nacional y la
transformación de su hábitat en un páramo a ser reconstruido,
parcialmente, por las grandes transnacionales que se apoderan de aquél
con el sólo fin de saquear sus recursos naturales.
¿Paranoia,
obsesión antiestadounidense? Nada de eso. Un crimen de lesa humanidad;
terrorismo puro y duro meticulosamente planificado y perpetrado por
Washington. En casos como estos la investigación siempre procura
establecer los móviles de un crimen, su naturaleza e impacto, los
instrumentos utilizados (el “arma homicida”) y las pruebas
correspondientes. Veamos. ¿Los móviles de Washington? Claros como el
agua. ¡Maduro debe irse, ya, braman Trump, Bolton, Pompeo, Abrams,
Rubio! Y para ello nada mejor que crear un caos indescriptible que
afecte la totalidad de la vida social porque en el mundo actual, desde
la provisión de agua y la iluminación hasta el acceso a la internet, la
telefonía, el combustible, el pago con tarjetas de débito o crédito,
utilizar ascensores, movilizar el metro, prácticamente todo depende de
la energía eléctrica. Pompeo lo confesó en su infame tuit del 7 de marzo
a las 8:19 pm: “No Food. No Medicine. Now, No Power. Next, No Maduro.”
(No hay comida, no hay medicamentos. Ahora no hay electricidad. Lo
siguiente: no hay Maduro). O sea, el criminal ha manifestado sus
intenciones. El motivo está claramente establecido. ¿El arma homicida?
La ciberguerra, la aplicación militar de la informática, que no requiere
instalar en el territorio agredido ni un solo hombre. Se puede librar
esa guerra de quinta generación desde los bunkers ocultos en el desierto
de Nevada, donde se manejan los drones que siembran muerte y
destrucción en todo el mundo. O desde los refugios especiales en donde
decenas de miles de hackers vigilan y monitorean absolutamente todo,
inclusive las cuentas privadas de los gobernantes amigos de Washington.
Recordar el caso Angela Merkel a comienzos de este año. ¿Pruebas?
Todavía no las hay, pero son muchos los gobiernos y las organizaciones
que a su vez están vigilando y monitoreando lo que la Casa Blanca hace y
deshace. Y más pronto que tarde las pruebas aparecerán, para sorpresa
de los engreídos imperialistas que se creen invulnerables. Pero a falta
de pruebas hay presunciones muy bien fundadas de que allí reside la
banda criminal responsable del atentado contra Venezuela. Misma a la
cual se subordina por completo la “oposición democrática” de ese país
ante el silencio cómplice de los medios hegemónicos y los desacreditados
custodios de la democracia y los valores de la república, agrupados en
el nauseabundo Cartel de Lima.
El sabotaje eléctrico es una
versión perfeccionada de los proyectos de desestabilización y golpes de
estado que el gobierno de Estados Unidos ha aplicado desde siempre.
Tomemos el caso del plan concebido para acabar con la izquierda en El
Salvador en la década de los ochentas. Según testificara ante el Senado
Robert White, un ex embajador de EEUU en ese país, “los de Miami
explicaron …. que para reconstruir el país primero había que echarlo
totalmente abajo: se tenía que hundir la economía, el desempleo tenía
que ser masivo, había que acabar con el gobierno y había que poner en el
poder a un ‘buen’ oficial que llevase a cabo una limpieza completa
matando a trescientos, cuatrocientas o quinientas mil personas. …
¿Quiénes son esos locos y cómo actúan? … Los más importantes son seis
(empresarios) inmensamente ricos… Traman conjuras, organizan reuniones
constantemente y dan instrucciones a XX”. ( Ver Oliver Stone y Peter
Kuznick, Historia no oficial de Estados Unidos (Buenos Aires: El Ateneo,
La Feria de los Libros, 2015, p. 630.) El gobierno de Estados Unidos,
en nombre de la burguesía imperial, busca hacer exactamente lo mismo,
pero apelando a un armamento muchísimo más perverso, si cabe, para
demoler la economía y destruir la sociedad venezolanas para luego
reconstruirlas para su exclusivo beneficio. Como hicieron en Irak, en
Libia, como trataron de hacer en Siria y en el Líbano. Y los “XX” de
ahora son los Guaidó, Borges, López, Machado, Ledezma, toda esa
oposición cipaya y vendepatria que en un imperdonable e inolvidable
alarde de ignominia aplaude el terrorismo que Washington descarga sobre
tu propio pueblo.
¿Prevalecerá el imperio en su afán no sólo de
acabar con el gobierno de Maduro sino de hacer lo propio con la nación
venezolana, con la patria de Bolívar, de Miranda, de Zamora, de Chávez?
No creo. Hay un dato significativo que abona mi esperanzada respuesta:
en el fragor de un ataque brutal, masivo y persistente como el actual no
se ha registrado ni un solo saqueo, ni un solo disturbio, ninguna
bandera blanca agitándose para confesar su rendición. Inclusive en los
barrios del Este de Caracas hay una tensa calma pero nada más. Hasta
ahora la promoción del caos y la violencia ha fracasado, y esto es una
gran noticia. Y una lección importante, que habla de enjundia de ese
bravo pueblo al que le canta el himno nacional de Venezuela y que no se
doblegará ante el criminal ataque de Estados Unidos. Mientras tanto,
sería bueno que la fiscalía de la Corte Penal Internacional iniciara una
investigación sobre la responsabilidad que le cabe al gobierno de
Estados Unidos en la comisión de delitos de lesa humanidad como los que
actualmente padece el pueblo de Venezuela.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario