En agosto de 2018, el Presidente de
Bolivia, Evo Morales, anunció al mundo una Campaña promovida por un
grupo de intelectuales latinoamericanos para declarar el día 9 de agosto
como Día Internacional de los Crímenes Estadounidenses Contra la Humanidad. En ese día de 1945, EEUU lanzó su segunda bomba atómica sobre la ciudad japonesa de Nagasaki.
Este llamamiento fue muy bien acogido
y apoyado por la población latinoamericana y la dirigencia de los
países que han sufrido y están sufriendo el hostigamiento incesante y
criminal del imperialismo norteamericano para imponer su dominio
absoluto en el hemisferio.
Por el contrario, este llamamiento
apenas tuvo eco en los países centrales, en particular, en aquellos como
el estado español en los que, siendo potencias subordinadas, sus
actores políticos, jurídicos, empresariales, mediáticos y militares,
juegan un papel esencial de complicidad y participación en la guerra que
libra el imperialismo contra los países que no se someten.