por Cecilia Zamudio
Es triste, sí, que se haya incendiado
Notre Dame de París; pero más triste es que Francia, junto a los EEUU y
demás países imperialistas, bombardeen países por todo el Orbe, con
desconcertante facilidad para masacrar millones de personas, destruir
patrimonio histórico de la humanidad de más extensión y antigüedad
incluso que Notre Dame, destruir escuelas, hospitales e infraestructura
vital para la salubridad, utilizar uranio empobrecido y dejar decenas de
miles de amputados y unos índices de cáncer descomunales en aquellos
países que bombardean y torturan a través de mercenarios por ellos
fomentados (como el ISIS o como los supuestos “rebeldes libios”)… Y todo
para saquear hasta la médula los recursos de los países invadidos.
Porque esa fiera que invade y pisotea, lleva las fauces ávidas del
capitalismo transnacional.

La destrucción de patrimonio cultural de
la humanidad no es digna de ser mencionada por los medios del Capital,
si esta se produce a manos de marines estadounidenses que roban ávidos
los tesoros de Bagdad, si esta se produce por los bombardeos de la OTAN,
o por los mercenarios fanáticos sembrados por el imperialismo europeo y
estadounidense en numerosos países. Poco le importan a los medios del
Capital los sublimes monumentos Libios que se alcanzaron a salvar de los
bombardeos de los “aliados”, y que hoy corren peligro a manos de los
fanáticos implantados allí por la brutalidad del imperialismo. Los
mercenarios armados y entrenados por EEUU, ni bien tomaron el poder en
Libia instauraron la Ley religiosa de la Sharía, de extrema crueldad con
las mujeres y destructiva con la diversidad de la cultura libia, bajo
los aplausos enérgicos de la UE y EEUU, que aclamaron lo que cínicamente
llamaron “democracia”. Poco les importó a los medios del Capital
transnacional, cuando el imperialismo europeo y estadounidense descargó
toneladas de bombas arrasando monumentos antiquísimos, y destruyendo
incluso la colosal obra del Gran Río Artificial, que iba a llevar las
aguas del Acuífero Nubio al desierto, bajo la lógica de la solidaridad
entre los países de África. El FMI prefiere que los países azotados por
la sequía y la desertificación sigan endeudándose en condiciones
leoninas, antes que haber permitido que la Libia de Gadafi reverdeciera
parte del desierto.
Lo que al imperialismo europeo y
estadounidense le interesaba en Libia, era poder saquear los enormes
recursos petroleros libios, controlar el Acuífero Nubio, y poder
llevarse las inmensas reservas de oro libias; nunca la motivación real
del imperialismo fue el pueblo libio, que martirizó hasta más no poder.
El pueblo libio y los demás africanos radicados o de paso por Libia,
hasta hoy siguen padeciendo el terror del régimen marioneta instaurado
tras la invasión por las potencias imperialistas.
Poco les importa la destrucción del
patrimonio cultural de la humanidad a los medios del Capital, si esta se
produce por las “expediciones punitivas” de los autoproclamados
“policías del mundo”, descargando sus bombas y mercenarios sobre la
magnificencia perdida para siempre de Palmira o de Alepo (Siria), sobre
las preciosas Hatra, Mosul y Nimrud descuartizadas (Irak), sobre Saná
supliciada (Yemen); poco les importa a los medios del Capital que los
mercenarios del imperialismo estadounidense y europeo, adiestrados en
fanatismo para sembrar el caos controlado, destruyan patrimonio en
Tombuctú (Mali) o en Bamiyan (Afganistán), por citar solo dos ejemplos. Y
los seres humanos lacerados, torturados, amputados y empujados a los
caminos del éxodo, importan menos todavía a ojos de esos medios cuyos
dueños atesoran también en base al saqueo y la explotación… queda claro
que para los imperios los seres humanos son menos importantes que la
acumulación capitalista.

Los medios de la Dictadura del Capital
hoy dictan que hay que rasgarse las vestiduras por la catedral de París,
los televisores se llenan de católicos rezando frenéticos; se intenta
tapar, con el show mediático, la protesta social contra la precariedad
cada vez más acuciante a la que el capitalismo empuja a la población
mundial, se hace una colecta que en pocas horas reúne sumas faraminosas
para Notre Dame… Y mientras tanto Notre Humanité et Notre Planète
(nuestra humanidad y planeta) siguen luchando, sin ser televisados, por
sobrevivir al capitalismo y su barbarie; y mientras tanto siguen los
bombardeos imperialistas fragmentando por los aires las vidas de
millones de niños, sigue siendo impartido el adiestramiento en técnicas
de tortura en las bases militares estadounidenses, siguen su accionar
los marines, los mercenarios y paramilitares sembrados por el
imperialismo por todo el planeta, desgarrando comunidades, masacrando
tercas y siempre renovadas resistencias al saqueo capitalista,
exterminando selvas y pueblos indígenas, arrinconando poblaciones al
destierro… sigue la voracidad multinacional pulverizando montañas y
secuestrando ríos, haciendo crecer hambrunas y sepelios… sigue la guerra
constante que la clase explotadora le hace a la clase explotada, pero
eso, para los medios del Capital, no merece rasgarse las vestiduras.
Doble rasero e infamia sin límites, colonización mental para avalar la barbarie y el saqueo que perpetra el imperialismo.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario