Tras tres décadas de guerras, Afganistán sería un estado fallido y corrupto que apenas rebasa los límites de su capital, Kabul.
En
este país, la inseguridad generalizada ha dado alas al negocio de la
seguridad privada que emplearía a unos 43.000 hombres (casi 9.000
civiles habrían muerto entre el 2007 y el 2010 según refleja el informe
anual de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán,
(Unama).
Respecto al cultivo del opio, según el Bureau de Drogas y Crímenes de
la ONU, con la llegada de EEUU se habría incrementado de forma
considerable el cultivo de la adormidera, pues en el 2007, el 93% de los
opiáceos del mercado mundial procedían de Afganistán y en la
actualidad, la superficie de tierra dedicada a la producción de opio en
territorio afgano superaría al del cultivo de la coca en América Latina,
siendo el opio y la coca las principales fuentes de financiación de una
CIA convertida en la mayor trasnacional de la droga. Así, desde 2004 un
billón de dólares del tráfico de opio habría sido utilizado para
financiar la guerra en todos los frentes, aunque hay que resaltar que
los ingresos por opio de los talibanes sólo representan el 5% del
montante total que genera el negocio, siendo en su mayoría blanqueado en
Wall Street por organizaciones pantalla vinculadas a la CIA y al
expresidente afgano Karzai, devenido en “Capo del opio”. Sin embargo,
tras el final de la era Karzai luego de las elecciones presidenciales
afganas del 2014, asistiremos a la formación de un Gobierno de Coalición
entre pastunes y talibanes que contaría con la tutela y supervisión de
EEUU para así asegurar su presencia en un país considerado por el Alto
Mando de EEUU "como pieza geoestratégica vital en el rompecabezas del
Oriente Medio”, (reconvertida ahora en misión de entrenamiento y
asesoramiento de las Fuerzas de Seguridad afganas y adelgazada hasta los
12.000 integrantes), dentro de la estrategia de EEUU de implementar la
teoría del “caos constructivo” en Oriente Medio y terminar por
desestabilizar el gobierno paquistaní de Hussain.
¿Golpe de mano contra Hussain?
Aunque los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su
bastión del sur de Afganistán, los combatientes del grupo insurgente
afgano Haqqani (afín a los talibán), siguen cometiendo ataques
transfronterizos desde sus bases paquistaníes situadas en la frontera
oriental con Afganistán. Así, según un.org, Sirajuddin Jallaloudine
Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de la
red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con
los talibanes como con Al-Qaida) y habría sido uno de los principales
comandantes de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la
autoridad de su padre, Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los
talibanes y ministro del régimen talibán.
Por su parte, el actual Presidente de Paquistán, Mamnoon Hussain
habría sido acusado por EEUU de “tibieza en la lucha contra Al-Qaeda
para lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar
cualquier habilidad que tengan para planear y lanzar ataques
terroristas internacionales", lo que aunado con su escaso entusiasmo por
“fortalecer las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su
peligroso acercamiento a China hacen predecir un incierto futuro para
él, por lo que no sería descartable un golpe de mano auspiciado por la
CIA para lograr la balcanización de Paquistán, su debilitamiento como
Estado y posterior sumisión a China, para lo que la CIA recurrirá al
endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo episodio local entre
un Paquistán aliado de China y una India apoyada por Rusia, con el
agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.
El cóctel explosivo de Cahemira
Cachemira sería el paradigma perfecto de la implementación de la
teoría brzezinskiniana del “caos constructivo” en la región, concepto
que se basaría en la máxima atribuida al emperador romano Julio César
“divide et impera”, para lograr la instauración de un campo de
inestabilidad y violencia (balcanización) y originar un caos que se
extendería desde Líbano, Palestina y Siria a Irak y desde Irán y
Afganistán hasta Pakistán , Cachemira y Anatolia (Asia Menor) y según
Fundació Solidaritat UB, Cachemira se habría convertido “en un cóctel
explosivo al aunar ingredientes tan inestables como el contencioso
religioso hindú-musulmán, el contencioso territorial y la guinda de los
independentistas cachemires, tradicionalmente oprimidos por un Ejército
Indio que tendría desplegados cerca de 300.000 soldados en Cachemira (1
soldado por cada 10 habitantes) y apoyados por ex-combatientes
terroristas de Sudán, Paquistán y Afganistán, que serán liderados por el
grupo terrorista EIIL (Daesh, en árabe).
Cachemira ha supuesto un enfrentamiento endémico entre Paquistán e
India que la han reclamado como suya desde la independencia de los dos
Estados en 1947, (los británicos prefirieron la integración de Cachemira
en la India porque les ofrecía más garantías que Pakistán para
salvaguardar la frontera norte de posibles ataques soviéticos o chinos),
pues la región es un punto estratégico para el control de los ríos y de
los pasos fronterizos además de suponer un símbolo para la construcción
de las identidades nacionales de cada Estado. Por otra parte, en 1962
estalló un enfrentamiento entre India y China por el desacuerdo chino
con la línea fronteriza establecida en 1914 (Línea McMahon), tras el
cual China consiguió el control de la meseta de Aksai Chin amén del
Glaciar de Siachen, (territorios que la India sigue reclamando como
suyos), por lo que la India mantiene desde hace años una carrera
armamentística con su rival y vecino Pakistán con el objetivo inequívoco
de prepararse para un nuevo enfrentamiento armado.
Así, India dispondría del misil nuclear de última generación Agni V
que puede transportar una ojiva nuclear a una distancia de 5.000
kilómetros mientras Paquistán contaría con el misil balístico Hatf IV,
desarrollado con la ayuda de China y capaz de transportar una ojiva
nuclear y alcanzar los 900 Kilómetros , con lo que en el supuesto de un
nuevo enfrentamiento armado asistiríamos al primer pulso militar
Rusia-China en forma de colisión nuclear restringida al aérea geográfica
indio-paquistaní, no siendo descartable la posterior extensión del
“caos constructivo” al territorio chino, pues el objetivo final de EEUU
sería la confrontación con la Organización de Cooperación de Shanghai
(OCS), (fundada en 2001 por los Cinco de Shanghai (China, Rusia,
Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán) y convertida junto
con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la resistencia a la
hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a Xinjiang
como escenario para sus operaciones desestabilizadoras.
El Turquestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado
al imperio chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie
terrestre del país y el 2% de su población) y la etnia uigur de
Xinjiang (de origen turco-mongol y con un total de 8.5 millones de
habitantes), conserva características étnicas e islámicas que les
situarían muy próxima a sus parientes de Asia central y Turquía, por lo
que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la estrategia
brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente en lograr la
balcanización de China y su confrontación con el Islam (cerca de 1.500
millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los
países islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes
gasoductos de China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán,
Turkmenistán, Uzbekistán y Rusia, lo que explicaría la importancia
estratégica de dicha provincia dentro de la estrategia brzezinskiniana
de lograr la total rusodependencia energética china para en una fase
posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e
implementar el nuevo orden mundial bajo la égida
anglo-judío-estadounidense.
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