El
diputado por la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) Julio Escalona
escribió un reciente artículo en el que vuelve a sugerir al presidente
Nicolás Maduro algunas reformas en lo que al sistema económico se
refiere, específicamente en torno al otorgamiento de divisas al sector
privado, los precios acordados y las ayudas sociales.
No
escapa para Escalona el tema álgido que tiene que ver con la escalda
golpista internacional aupada por los EEUU a través del Grupo de Lima.
Para
resumirlo de manera sencilla, con todo respeto diré, que no debería ser
una ratificación de “la política de precios acordados” y la
transferencia de dólares de la renta petrolera al capital privado.
Tampoco el sistema de transferencia beneficios al pueblo regalándole
bienes. Tampoco un sistema de transferencia fundado en la colocación de
precios de mercado. Debe establecerse un sistema de retribución
solidaria, que he explicado en otros escritos de manera reiterada.
Por
supuesto, el presidente es plenamente soberano para tomar sus
decisiones. Yo sólo recojo, de manera solidaria para con el presidente y
para con el pueblo, las opiniones y sentimientos que recojo en la calle
y deseo, sinceramente, que las decisiones presidenciales sean
aplaudidas por la gente. El presidente sabe que cuenta con mi
solidaridad y afecto. Pero la crítica y las alertas también son parte de
la solidaridad. Esas asambleas en las que a veces se convierte el
metro, intuyen que vienen tiempos difíciles. En paz se pueden vivir de
manera menos cruenta.
El significado de las decisiones de los gansters del Grupo de Lima
El
presidente Nicolás Maduro tomará posesión el 10 de enero bajo las
condiciones establecidas en el artículo 231 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela. Es decir, ante el Tribunal Supremo
de Justicia. Este hecho, imprescindible para consolidar nuestra
soberanía e independencia, lo defenderemos bajo cualquier circunstancia.
Los
gansters del Grupo de Lima, títeres de Donald Trump tienen, entre otros
propósitos, frustrar los procesos de profundización de la democracia
que vivimos, desmoralizando al pueblo mediante las operaciones de guerra
psicológica, el bloqueo económico, comercial y financiero y paralizar
la necesidad, como parte de dicho proceso, de juzgar, detener,
encarcelar y expropiar a la quinta columna corrupta y traidora, pues
muchos de los miembros de dicha quinta columna son cómplices que
terminan, milmillonarios, huyendo a EEUU para culminar la traición,
cooperando con los intentos para destruir el proceso venezolano.
Los
gansters políticos del Grupo de Lima, no tienen autoridad para juzgar,
reconocer o desconocer a gobierno alguno. El desconocimiento del
Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela es parte de un proceso
de intervención extrajera propiciada por el presidente de EEUU, Donald
Trump, con la finalidad de derrocar al Gobierno Bolivariano.
Está
planteada una agresión contra la soberanía de nuestra patria, que puede
desencadenar una intervención militar que provocaría destrucción,
crímenes, muertos, heridos, hambre, etc. configurando un delito de lesa
humanidad. Por tanto, los venezolanos que lo apoyen, son traidores a la
patria y deben ser enjuiciados como tales.
La
Asamblea Nacional Constituyente debe estudiar esta situación y tomar
medidas legales contra los traidores y señalar acciones en el campo de
la diplomacia para aislar a Donal Trump y sus lacayos del Grupo de Lima.
Como
parte de este proceso de defensa de la patria y particularmente de
nuestra economía, es necesario que el vicepresidente correspondiente le
explique al pueblo a través de la ANC la política de “precios
acordados”.
Consolidaremos el bloque histórico de clases explotadas que liberará la patria y construirá el socialismo.
Iremos construyendo la unidad cívico-militar en cada barrio, en cada pueblo, en cada fábrica, en cada comuna.
No
nos rendiremos. Lucharemos en cada barrio, en cada pueblo, en cada
esquina, en cada llano, en cada montaña, en cada playa, en cada vuelta
de camino, defendiendo la patria con la luz de la paz, la justicia y el
amor, que incendiará los amaneceres con libertad y democracia.
El
pueblo venezolano defiende y defenderá al presidente Maduro, pues es
una manera de defender la constitución de la República Bolivariana de
Venezuela y el proceso de construcción de opciones libertarias que el
pueblo intenta cotidianamente y que la guerra puede destruir.
Las
campesinas y los campesinos, las obreras y los obreros, las y los
intelectuales, las y los estudiantes, las valerosas e imprescindibles
mujeres de todos los lugares y sectores, las pequeñas y los pequeños
empresarios y medianas empresarias y medianos empresarios patriotas, las
comuneras y comuneros y todos los que soñamos en una patria libre y
soberana, todas y todos los que lanzamos nuestras palabras al viento
convertidas en flechas de esperanza en un mundo mejor, en puños de
hierro, de amor, de fuego, que enfrentan y derrotan la amenaza imperial
no permitirán que unos gansters mimetizados como presidentes, consumen
una evidente agresión contra nuestra patria.
Lucharemos
en cada barrio, en cada pueblo, en cada esquina, en cada llano, en cada
montaña, en cada playa, en cada vuelta de camino, con el corazón y el
alma henchidos de amor, de paz, de sueños que se construyen con las
manos, con el cerebro y ojalá no hagan falta el fusil y la metralla.
No
queremos la guerra, pero no nos rendiremos: rezaremos, cantaremos,
sembraremos, produciremos, marcharemos, declamaremos, pero si vienen con
los cañones del odio, con los fusiles que quieren arrasar los campos,
las bombas destructoras de vida, de sueños, de ciudades, toda la patria
se convertirá en un campo de batalla, desde las grandes plazas hasta el
último rincón donde tenga que refugiarse la esperanza para lograr la
salvación de las niñas y niños, de las semillas que representan la
simiente que reconstruirá a Venezuela, que salvará a nuestros dioses de
amor, de fe, que son los que nos ayudan y ayudarán a levantar nuestras
banderas de hoy y de mañana. Nuestras banderas de amor que destruyen el
odio y mantienen eternamente las flores de los versos de José Martí:
“Cultivo
una rosa blanca en junio como en enero, para el amigo sincero que me da
su mano franca. Pero, “para el cruel que me arranca el corazón con que
vivo”, levantaremos la chispa que incendiará toda la pradera donde los
imperialistas, sus lacayos, los quinta columnistas, los traidores se
quemarán por la resistencia y avance de los soldados, milicianos y
oficiales de nuestra gloriosa FANB, que no será un simple aparato
militar, sino todo el pueblo (obreros, campesinos, estudiantes, amas de
casa, escritoras y escritores, periodistas, artesanas y artesanos,
pintoras y pintores, escultoras y escultores, arquitectas y arquitectos,
poetisas y poetas, novelistas, profesionales de todas y todos los
oficios y creaciones, los LGBTI) en fin, un pueblo unido que jamás será
vencido.
Nunca
el odio será nuestra bandera. No imitaremos a los imperialistas que
sólo saben sembrar la muerte. No, nunca nos separaremos del derecho
internacional humanitario, nunca dejaremos dialogar de con el que pueda
haberse equivocado, con el que decida avanzar contra el enemigo imperial
independientemente de las diferencias que se mantengan. Si los
imperialistas se lanzan a la guerra, que no queremos, será una guerra de
todo el pueblo: con los que siempre han visto la luz de la dignidad y
el patriotismo, con los que en un momento dado no han sabido qué hacer,
con los que por inconsciencia se han colocado contra la patria, pero
decidan rectificar, con todos los que manteniendo visiones diferentes,
decidan luchar contra el enemigo común, en fin, el pueblo pleno de
organizaciones con la frondosidad vegetal que se extiende por todos los
suelos, caminos, ríos, mares, montañas de nuestra amada patria, va
uniendo a todas y todos los que puedan ser unidos, porque nosotros no
somos criminales ni nuestro corazón ni nuestra alma pueden contaminarse
por el odio de los imperialistas y sus lacayos. Porque la unidad no
puede hacer desaparecer la diversidad, ni juntarnos significa que seamos
una tabla rasa.
Pero,
si se desata la guerra multifacética que se va desenvolviendo, pero sin
duda criminal, llena de traiciones, simulaciones, confusiones, dobles
caras, falsas noticias, etc., es necesario comprender que los debates ni
la disciplina pueden desenvolverse como si estuviéramos en las
circunstancias de una democracia participativa y protagónica. Una cosa
es el debate y el diálogo en esas condiciones y otra en condiciones de
una guerra que tiene entre sus maneras de desenvolverse sembrar la
desconfianza, la duda, el descontento, el reclamo permanente, etc.
Nosotros
no queremos la guerra, nosotros somos soldados de la paz, pero tenemos
el legítimo derecho a la defensa. Pero el derecho a la defensa no
significa que nos convirtamos en criminales llenos de odio echando
espuma por la boca. Nunca podemos perder nuestra humanidad. Esto es lo
que nos distingue de los criminales. El presidente Chávez fue un
cristiano consecuente. El presidente Maduro le está dando prioridad a la
paz y nunca nos apartaremos de ese camino, pues apartarse de él es
apartarse de Dios, el Dios de los pueblos, no el de los traidores a Dios
que forman la alta jerarquía eclesiástica, que en verdad creen en el
dios (con minúscula) de los Bolsonaros, que principalmente se ocupan de
distribuir el opio que corrompe a los pueblos y los conduce por el
camino del infierno.
A
los gansters del cartel de Lima les decimos, no intenten incendiar a
Venezuela porque ese fuego se les puede devolver. No hay cortafuego que
logre detener el que puedan crear los pueblos bolivarianos unidos. No
intenten agredir a un pueblo bravío. No le echen leña al fuego, porque
se pueden quemar. Ya una vez este pueblo venezolano cruzó fronteras para
liberar. La diferencia hoy es que hay un pueblo colombiano,
ecuatoriano, peruano, latinocaribeño, que está luchando con valentía por
liberarse de las cadenas y tiene los martillos para romperlas. Pueblos
que pueden unirse y romper no sólo las cadenas que nos oprimen, sino
también las murallas y, sobre todo, las bóvedas de los bancos que nos
roban y las de los capos de la droga que nos envenenan.
La
Asamblea Nacional Constituyente puede ser el gran espacio para el
diálogo político, con una destacada participación de las organizaciones
populares, las comunas, las y los empresarios patriotas, las
organizaciones políticas de todas las tendencias, reconociendo que la
CRBV le otorga facultades muy claras al presidente de la República en
las decisiones políticas trascendentes.
El
pueblo debe volcarse a las calles pacíficamente y con una gran
conciencia política y utilizando las asambleas de ciudadanas y
ciudadanos para tomar decisiones que según la CRBV, artículo 70, tienen
carácter vinculante y el artículo 51 de la misma constitución, que le
otorga a los venezolanos el derecho de petición y a los funcionarios
públicos, la obligación de responder y resolver. En fin, todos los
sectores sociales deben asumir firmemente la democracia participativa y
protagónica, hacerla propia y tomar las decisiones necesarias para
garantizar la convivencia pacífica y la prosperidad de todos los
ciudadanos, unidos y reconciliados dialogando sobre las diferencias,
transformándolas en un camino liberador a partir de su reconocimiento y
garantías de libertad de expresión, tal como lo establece nuestra
constitución.
Esto debería conjurar la violencia o desenmascarar a los que quieren la guerra, lo que podría neutralizarlos.
Con los corruptos y la quinta columna no puede haber unidad.
Ellos
no sólo han roto la unidad, sino que de hecho han estado conspirando
contra el pueblo de Venezuela, actuando al lado de los que nos bloquean,
los que generan escasez, inflación inducida, hambre, enfermedades,
lágrimas, devaluación de nuestra moneda, etc. No podemos hacer borrón y
cuenta nueva. Muy probablemente nos seguirán traicionando y en momentos
decisivos pueden inclinar la balanza a favor de los intereses
imperiales.
Una
posibilidad que podemos estudiar para aceptarlos al lado del pueblo que
han traicionado, es que se arrepientan, reconozcan su error, devuelvan
el capital que han sustraído y acepten una sanción, que mientras dure la
guerra podría quedar suspendida, y reconsiderada, una vez que la guerra
haya concluido. Tienen que demostrar que pueden seguir siendo
patriotas.
En medio de la batalla hay que seguir trabajando en las actividades que puedan ser consideradas como civiles.
Tenemos
que producir los alimentos del espíritu y el cuerpo. Esa es una tarea
de todos. Especialmente, tomando el camino de esas comunas heroicas que
ya están produciendo dichos alimentos.
Debemos
mantener todos los servicios civiles y particularmente la distribución
democrática de los alimentos, las medicinas, etc. Mantener el cuidado a
los enfermos, a los ancianos, a los niños, etc.
¡Salvaremos, construiremos y reconstruiremos la patria!
¡No más dólares para los que nos oprimen!
¡Destituyamos a los que elaboran una política económica que destruye la política salarial del presidente Maduro!
¡No
a los que tratan de acordar precios con la burguesía proimperialista
que quiere derrocar al gobierno bolivariano y que no es capaz de
producir una mazorca de maíz!
¡Salvemos la patria y al gobierno bolivariano!
¡Construyamos la gran red nacional comunera, antiimperialista y bolivariana!
¡Chávez vive, la lucha y la patria siguen!
¡Gloria
a Dios en las alturas y gloria y paz en la tierra a los hombres y
mujeres que luchamos por la paz, el diálogo y la esperanza de que la
patria latinocaribeña unida y en lucha jamás será vencida!
Me resisto a creer que este señor sea el único senti-pensante constituyente.
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