Tendrá seis o siete años. Lleva un
short corto de mezclilla y una camiseta roja por encima del ombligo.
Alguien le ha echado colorete y brillo labial. Baila como una chica
mayor, se menea, la elogian, la aplauden, se mueve aún más. En
el fondo se escucha un reguetón tan llamativo como polémico. Otros niños
a su alrededor la imitan. Varios adultos, divertidos, le dicen que
“baje hasta el suelo”, que baile con el amiguito, que disfrute. Ríen,
nadie ve nada malo en la escena. La graban con un celular. El
video da vueltas y vueltas en Facebook. Aparentemente no ha pasado nada
grave: nada más lejos de la realidad.
No es el único video de este tipo que
desanda las redes sociales. En una fiesta de cumpleaños o en una
celebración de la escuela, a veces hasta con uniforme, son varias las
escenas de niñas y niños -también de Cuba- que bailan como adultos.